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lunes, 9 de octubre de 2017

La larga Noche

Esta historia que os voy a narrar, es cierta en su totalidad. No quitaré un punto ni pondré una coma de más. Entiendo que es una frase muy manida en las historias de terror, pero en esta ocasión es real.
Llegamos al pueblo de ..., no recuerdo el nombre, estaba situado en lo alto de una montaña, era invierno y lloviznaba. La casa que nos asignaron en el hotel que había a la entrada del pueblo, cuanto menos era tétrica. Techos bajos, oscura, de dos plantas, muebles fabricado varios siglos atrás…
Mi esposo, mi niña de 4 años y yo escogimos de las tres habitaciones, la más amplia, con cama de matrimonio y un pequeño ventanuco que daba a la estrecha calle. Tras cenar en el hotel, subimos por callejas siniestras hasta la casa. Nos acostamos los tres juntos en la cama de matrimonio y dormimos.
A media noche, la ventana se abre de golpe y una luz cegadora ilumina la habitación, dura un segundo, mi marido pregunta alterado:
-¿Qué ha sido eso?
- Nada cariño, duerme. Le digo un poco asustada.
Poco después, mi hija se sienta en la cama y comienza a hablar en dirección los pies de la cama.
-¿Quién eres?, ¿Cómo te llamas?.
Al parecer nadie le respondió, y en un tono autoritario Violeta exigió. -¡Oye, te he preguntado cómo te llamas!.
Jalé de ella hacia atrás y nos tapamos los tres hasta la cabeza con la sábana protectora.
La noche fue larga.