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lunes, 31 de mayo de 2021

“Frente a la COVID; Solidaridad y Resiliencia”

 -¡Ya no aguanto más!.

Los enfermos acumulados en los pasillos casi impedían el paso de los sanitarios

Los cadáveres se amontonaban en una morgue que recibía diez fallecidos por cada expediente que daba de salida.

La población confinada, los medios de comunicación tratando de dar un aspecto lúdico a una tragedia, el gobierno desbordado.

Mientras que para un sector de la población el estado de alarma se centraba en salvar vidas, para otro, giraba en cómo dejar pasar el tiempo confinado en su casa 

El clamor popular de unos y otros se resumió en cuatro palabras.

¡Ya no aguanto más!.

martes, 25 de mayo de 2021

"Y todo empezó con una copa de vino..."

Tras ver Dios que era la última de su reserva, se dijo: "tengo que solucionar este drama". Así, en siete días creó el mundo, lo plagó de árboles, entre ellos la vid. Creó al hombre racional y desde tiempo inmemorial el ser humano disfruta de tan exquisito licor. La competencia le llegó desde el Olimpo, Zeus sólo ponía de beber vino a sus comensales. Dios para adquirir las mejores cosechas, lo convirtió en su sangre y cada Domingo lo ofrece en las Iglesias. Para evitar que dejasen de producir tan magnífico elixir, creó los refranes y sentenció: "Si el agua destruye puentes y caminos. ¿Qué no hará con nuestros intestinos?, por eso, bebe vino. 

jueves, 13 de mayo de 2021

La decisión

 

La decisión

-¡No te tomes esa copa o será la última!.

-¿Cómo?; ¿Quién coño eres para decirme si puedo o no puedo beber?.

Y De un solo trago vació el chupito doble de ron.

-¿Ves como podía gilipollas?. Pero allí ya no había nadie, la música había cesado, el bar había desaparecido, todo era blanco, incluso su ropa. Entró en pánico.

Unos pasos se acercaban, pero se sentía incapaz de localizar el foco del sonido, de pronto, aquel mismo hombre que le había advertido sobre la copa, sonreía frente a él.

-¿Qué me has hecho?, ¿Dónde estoy?. Preguntó asustado.

El tipo con voz profunda le contestó de manera pausada y tranquila: -¡Estás en el Limbo!, ¡Has muerto y tu juicio comenzará en breve!.

-¡Zacarías Gómez Hurtado!; una voz de ultratumba pronunció el nombre del hombre.

-¡Presente! Balbuceó.

-Tenemos un dilema con tu alma, retumbó la voz. -Es reclamada por ambos bandos, el Mal y el Bien. Tus actos en la tierra han sido equilibrados y debemos decidir quién acabará poseyendo eternamente tu espíritu.

-¡Joder! Masculló entre dientes Zacarías.

-Se nos plantean cuatro opciones , volvió a susurrarle de nuevo la voz del hombre del bar:

-La primera es que te vengas conmigo al Infierno

-La segunda que vayas al cielo con Dios

-La tercera es que te quedes eternamente en el Limbo

-¿Y la cuarta?, se adelantó impaciente el hombre a la espera que fuese la que más deseaba.

-Volver de nuevo, pero esta opción es la que menos nos gusta, ya que estarás condicionado al saber la verdad de lo que te espera tras la muerte.

-A mí es la que más me gusta, dijo el hombre tratando de salir de aquella embarazosa situación y volver, a su, a la vida.

-¡Como gustes, pero antes quisiera, ya que estás aquí, que visitases mis instalaciones. Por mi mala gestión, se han vertido tantos bulos sobre ella, que me cuesta un infierno que se diga la verdad.

Cogió al hombre de la mano y aparecieron en un burdel, cientos de puertas se presentaban en aquel pasillo, en ellas carteles dónde se practicaban todo tipo de aberraciones, las variantes más salvajes de los siete pecados capitales se escondían tras aquellas puertas.

-Mira Zacarías, gula, deseo, avaricia, pereza,...aquí podrás dar rienda suelta a tus más depravados vicios sin cargar con el sentimiento de culpa, ese se lo dejamos al de arriba. Si te vienes conmigo, no te faltará nada, aquí sólo tendrás placer. ¡Observa!, abrió una puerta y uno de sus mayores deseos estaba haciéndose realidad, ojiplático quiso entrar en la habitación, pero un trueno le devolvió al Limbo.

La excelsa voz se pronunció: -Ya has visto lo que él quiere que veas, ven conmigo y te mostraré la paz de espíritu que podrás alcanzar eternamente si me eliges.

De nuevo un pasillo lleno de puertas, todas con símbolos zen, lugares idílicos, abrió una puerta que decía Edén, y allí contempló el lado más amable de la naturaleza, una pareja de jóvenes corrían desnudos y despreocupados hacia un pequeño lago en el que una cascada vertía sobre él un agua transparente. Aquel aire puro, aquella paz, hizo que el hombre diese un paso hacia dentro, pero aún no había pisado la mullida pradera cuando se vio de nuevo en el Limbo, en la aséptica sala.

-¿Sigues deseando volver al mundo?, ¿O deseas elegir dónde quedarte?. Preguntó el hombre del Bar.

Zacarías tragó saliva de manera ruidosa, tenía que tomar una decisión y no sabía bien hacia dónde inclinar la balanza. Su mutismo se dilataba en el tiempo.

-Tómatelo con calma, tenemos toda la eternidad, pronunció la voz de ultratumba.

-¡Volver!, quiero volver. Gritó Zacarías.

La bebida seguía en la barra, Zacarías la agarraba con fuerza. Había vuelto, se palpó la ropa, sonaba de fondo la misma canción de moda y que no sabía a quien pertenecía. Miró a su alrededor y sonrió. Cogió el vaso para celebrarlo y escuchó una voz:

-¡No te tomes esa copa o será la última!.

sábado, 8 de mayo de 2021

Charlas íntimas

Alumno: -Maestro, ¿Qué es la vida?

Maestro: Una sonrisa amarga cubre su rostro, las pausas eternas en las que incurre, a veces desesperan a los alumnos impacientes. -La vida, la vida no es más que una montaña.

Alumno: Su rostro refleja extrañeza, las metáforas de su maestro a veces son tan complejas que  le cuesta captar su significado. -¿Una montaña?, pregunta dubitativo.

Maestro: Con el rictus más relajado, mueve afirmativamente la cabeza. -La vida no es más que una montaña, cada uno elige la cara de la montaña por la que quiere subir y descender.

El alumno escucha atento las lecciones de su maestro.

-Así, continúa hablando el anciano tras una de sus repetitivas pausas, hay personas que ascienden por paredes escarpadas durante gran parte de su existencia, y cuando llegan a la cima, les toca descender por otras paredes igual de verticales.

Alumno: -Maestro, usted dice que cada uno escogemos nuestras montañas, pero si naces en un hogar acomodado del primer mundo, o si naces en un lar desestructurado del tercer mundo, no podrán elegir la misma montaña.

Maestro: Orgulloso de las preguntas de su alumno más querido, sonríe y replica; -¿Acaso dije que había dos montañas iguales?. Las montañas difieren unas de otras, altura, dificultad, ubicación,... Al igual que no todos vivimos los mismos años, tampoco subimos las montañas por los mismos sitios, ni nadie las sube por nosotros. En una misma familia, tres hijos escogen subir tres montañas diferentes y cada uno por diferentes cara de las mismas. Puedes subir por un sendero lleno de flores, pero si eres alérgico a ellas, tu subida será un calvario. Por contra, puedes escoger una pared llena de riscos, pero si tu alma es de cabra montesa, serás feliz ascendiendo por ella.

Alumno: -¿Y si decido no subir ninguna montaña y quedarme quieto?.

Maestro: -Entonces no vivirás, ni verás la grandeza de la naturaleza al ascender hasta la cima. Cada día que pasa, ascendemos nuestra montaña, a veces, inhalamos con tanta fuerza, que se nos nubla incluso la razón, y nos damos cuenta que la montaña la dejamos atrás y estamos en la falda de nuestra montaña.

Alumno: -¿Qué quiere usted decir con eso?

Maestro: -Quiero decir, que quien quiere aspirar en una bocanada todo el aire, es decir, quien centra su vida en una sola cosa intangible (trabajo, poder, odio,...) cuando se quiere dar cuenta de la vida, la ha perdido toda y ya no hay fuerzas ni tiempo para volver a subir esa montaña.

Alumno: El joven miraba absorto unos pájaros construir su nido, Las clases al aire libre eran magníficas, bajo la sombra de aquel algarrobo sentía que había escogido una buena cara de su montaña para ascender. -¿Le apetece agua fresca del riachuelo, Maestro?.

El Maestro movió afirmativamente la cabeza, a sabiendas que al regreso del joven otra pregunta le acompañaría, y es que su alumno más aventajado siempre tenía sed de conocimiento.