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domingo, 24 de diciembre de 2023

Maestro y Alumno

 -Maestro, ¿Lo Normal es lo Natural?, quiso saber el joven aprendiz.

-¿A qué llamas Normal y a qué llamas Natural?, contestó el adulto con una pregunta

-Pues lo Normal es lo que todo el mundo hace y lo Natural lo que la naturaleza estipula.

Un silencio se hizo entre ambos, el alumno miraba impaciente al maestro que meditaba su respuesta, al poco rompió el silencio planteando una nueva cuestión.

-Entonces, si consideramos a la Naturaleza sabia y lo Natural es lo correcto, ¿Debemos aceptar que lo Normal  es lo que la Naturaleza ordena?.

-Yo diría que sí, Maestro.

-En ese caso, confirmó el Maestro, Lo Normal es lo Natural, y por ende, lo que la Naturaleza estipula como orden prioritario será lo Normal y lo Correcto.

- Bajo esa premisa¿ La homosexualidad es un error de lo Natural y ya no podemos considerarla infalible y por lo tanto correcta?...prosiguió el chico.

El maestro sonrió de medio lado, le alegraba ver que su alumno sentía curiosidad y planteaba temas con los que la humanidad no había sabido o querido afrontar y aclarar.

    -Querido alumno, si aceptamos la sabiduría plena de la Naturaleza, ¿No es probable que seamos nosotros los equivocados?.

    -Ya señor, pero si nos preparó la naturaleza biológicamente para procrear y mantener a la especie, ¿Por qué crea individuos homosexuales?.

    El hombre sonrió - En tu desarrollo está la respuesta. Dijo de manera lacónica el sabio.

El joven elevó el entrecejo, no lograba discernir ese entuerto. Miró al Maestro con la inocencia de quien se haya perdido en un océano sin ver tabla de salvación por ningún lado, el hombre se acercó y le susurró como quien desvela un enorme secreto.

    -¡Quizás la Naturaleza teme por si misma!, y a sabiendas de que el ser humano si se reprodujera incontroladamente acabaría con ella, dispone de la capacidad de hacer que se sientan atraídos por los de su mismo sexo y así evitar la superpoblación, por ello se debe considerar como Normal la homosexualidad porque es lo Natural quien dispone que así sea.



sábado, 16 de diciembre de 2023

Ófrico

     Cuando la policía científica encontró los legajos acumulados en el armario no eran consciente de la importancia de los documentos encontrados.

    El mayor asesino en serie de toda Europa había dejado por escrito todos y cada uno de sus crímenes, explicando detalladamente la manera y las localizaciones de sus terroríficos actos.

    Era curioso ver, que en pleno siglo informático, tamaño depredador hubiese mecanografiado su vida, detallando todas y cada una de sus abominables matanzas.

    La persona encargada de analizar los documentos era Patricia Mena, una reputada forense que dejó de ser la mujer feliz, encantadora, amable que era antes de comenzar a leer aquellos papeles.

    Aquel 4 de Mayo del 2.024 su vida cambió para siempre, la adjudicación del caso y análisis de los documentos, transformó a la doctora, de ser una buena persona a convertirse en la sucesora de aquél maniático ser.

- ¡Buenos días !, El inspector Pimentel se presentó con media docena de agentes uniformados que portaban cajas pesadas, llena de papeles y que iban depositando en el despacho de la forense Patricia Mena, la doctora miraba atónita cómo la pila de cajas aumentaba hasta completar más de una docena de bultos uno sobre otros en varias torres descuadradas.

-Estos son los documentos encontrados en la guarida de un sicópata, comenzó el policía a hablar, necesitamos que lo analice y nos haga un informe lo antes posible.

La doctora no apartaba la vista de las cajas que iban llegando y acumulándose en aquel lateral del despacho. La palabra "guarida" se le quedó de forma pegajosa en su mente, 

-¿Quién coño usaba ya esa expresión?,  se preguntaba mientras el policía seguía hablando y ella a su vez calculaba los de miles de folios que debería leer y el tiempo que aquello le llevaría.

-¿Qué tiempo necesita para hacer una primera estimación de a qué o quien nos enfrentamos?, se aventuró a preguntar el impaciente detective.

-Verá usted, comenzó la forense, en primer lugar habría que ordenar esos documentos, saber cuantos papeles hay y organizarlos, ¡Tardaré meses sólo en preparar su lectura!, se quejó amargamente. Además, no puedo dedicar más de una hora al día a esta labor, tengo trabajo que hacer además de esto que usted me trae... no había terminado de completar la frase cuando su jefe, el Doctor Martín saludaba al último de los policías que habían sido porteadores y accedía al despacho con un -¡Buenos días!.

- Hola Patricia, comenzó a dirigirse a su subordinada, veo que ya la están poniendo al día, me ha llamado el ministro del interior y me ha pedido máxima colaboración, así que aparque todos sus casos y dedíquese en cuerpo y alma a este asunto. 

    Sin más se giró sobre sus talones y se marchó sin volver la mira atrás y lanzando al aire:

     -¡Que tengan un buen día!.

Anonadada por la situación volvió a mirar al detective que la observaba impasible, esperando la nueva respuesta , que debido al nuevo giro que había tomado el asunto estaba seguro sería diferente.

    -Deme su número de teléfono, rompió el silencio la forense a la vez que se levantaba de su silla, estudiaré todo esto y le comunicaré lo antes posible una primera impresión. Cogió la tarjeta que le daba el orondo policía y lo acompañó hasta la puerta, cerrando la misma cuando el agente salió y apoyándose en ella a la vez que soltaba un enorme bufido ante el nuevo reto que se le presentaba.

    Cogió su grabadora, miró en la distancia los catorce bultos amontonados y comenzó a grabar.

    -Soy la forense Patricia Mena, colegiada número 18.457.501, hoy es 4 de Mayo del año 2.024, el detective, hizo una pausa para mirar la tarjeta que minutos antes el policía le había entregado. Jorge Pimentel me ha hecho entrega de catorce cajas de cartón rellenas de folios, procedo al análisis de dichas cajas y a desentrañar su contenido. Paró la grabación y se dedicó a observar con ojo clínico el envoltorio.

    No tardó en observar que las cajas se diferenciaban unas de otras en el modelaje y en su estado físico, el deterioro de algunas era muy superior al de otras, así, se dispuso a ordenarlas de más ajada a menos, comprobando que la última pesaba mucho menos que las otras, deduciendo así que estaba menos cargada.

    Volvió a coger su grabadora, antes sacó algunas fotos y de nuevo comenzó a documentar sus movimientos a la vez que iba describiendo cada paso que daba, así dejó constancia que en el interior habrían unos mil folios mecanografiados a máquina, que el papel estaba amarillento, por lo que debía tener muchos años y que un olor a azufre impregnó la sala.

Abrió la ventana de par en par, puso la caja en su mesa, sacó con cuidado todos los folios, se puso sus gafas de ver al cerca ya que la presbicia se le había presentado recordándole que no volvería a cumplir cuarenta años y comenzó la lectura.

Me llamo Álvaro García, nací el 12 de Octubre del año 1.892, mi primer asesinato lo cometí antes de nacer, mi primera víctima tuvo el honor de ser mi hermana melliza, a la que ahorqué con mi cordón umbilical momentos antes de ver la luz. Hoy he tenido de nuevo la visión de cómo lo hice, recuerdo mis diminutas manos enrollando en su cuello el trozo de carne para que no pudiera respirar, la VOZ así me lo recuerda desde entonces, ahora me ha pedido que vuelva a hacerlo y que documente todos y cada uno de los casos que me va a ir ordenando. La Voz esta vez me ha mandado que me deshaga de mis padres, esta noche cumpliré sus deseos.

Son las doce de la noche, ayer celebramos mi octavo cumpleaños, mi madre hizo una comida especial y un dulce, mi padre ha dejado las labores del campo para estar con nosotros en una especie de celebración. Sabedor que mis padres todas las noches toman un vaso de leche antes de dormir, he vertido azarnefe en sus bebidas, hace un rato me despertaron sus gritos de dolor, ya llevo unos minutos sin oír nada, creo que ya son nuevos soldados de la Voz.

El silencio se ha apoderado de la casa, creo que me iré a descansar, mi mente se encuentra con una paz que hace tiempo no sentía.

    La forense soltó el folio y se quedó impresionada de lo que acababa de leer, pero...¿Un asesino de más de 150 años?. ¿Qué era aquello?, cogió el siguiente folio y comenzó de nuevo la lectura.

    

jueves, 7 de diciembre de 2023

Agujeros

 

Agujeros


El ayuntamiento aún no había encendido el alumbrado de Navidad, a pesar de eso, la calle estaba llena de gente que lejos de respirar el desaparecido espíritu navideño, se dedicaba a deambular de un lado a otro, malhumorados, enfadados con la vida y por ende consigo mismo. Nadie en aquel tumulto podía salvarse de ese malestar por tener que vivir una felicidad fingida. Entre esa oscuridad sobresalía una pequeña luz, un brillo que no se contagiaba del estrés de su alrededor, paseaba tranquila; feliz; ajena a todo aquel bullicio de compras; teléfonos sonando y gritos de desesperación por no encontrar este o aquel objeto deseado por algún familiar.

- ¡María!, escuchó la anciana a la vez que le tocaban el hombro. Una cara familiar le sonreía y hablaba de manera dulce a la vez que la acompañaba hasta un vehículo rotulado. Centro de Alzheimer Municipal.

viernes, 16 de junio de 2023

A mi manera

 

A mi manera

Nadie puede imaginar el dolor que tengo en mi pie izquierdo, aquí estoy en el autobús, dejando caer todo el peso en el pie derecho porque el izquierdo me está matando. Esta mañana cuando salí de casa estaba tan bien, anduve bastante, pero cargué lo mismo en uno que en otro, ¿Porqué me duele tanto el dichoso zurdo?. Ninguno de estos me va a dejar el asiento, normal, sólo tengo cuarenta años, estoy físicamente bien y hay incluso una señora embarazada al fondo a la que nadie le ha cedido el asiento. ¡Mira ese niñato!, no tendrá más de veinte y ahí está sentado entre esas dos señoras mayores que podrían ser sus abuelas y no cede el sitio a la mujer preñada. ¿A dónde vamos a ir a parar con esta juventud?.

¡Ay!, dichoso pie, y ahora la derecha se me está cargando de aguantar el peso, vaya día.

¡Una parada!, a ver si hay suerte y se vacía un poco este autobús y puedo sentarme. Nada, más gente para dentro. Mira que el personal es cochino, no se han duchado y huelen a perros muertos, qué asco y fatiga me está entrando. Y el dolor, cada vez me duele más el dichoso pie.

Ya sólo quedan ocho paradas, qué suerte tiene la embarazada, se está abriendo hueco para disponer su inminente salida, ¡uy!, no está embarazada, es que es gorda, claro, si es que ya no veo a media distancia, que triste es envejecer.

La peste se está volviendo insoportable, ¿habrá algún muerto entre ellos?, o al igual son todos zombis… Definitivamente se me está yendo la cabeza, necesito oxígeno, en la próxima me bajo detrás de la embarazada y sigo andando, ¡Coño, que no está embarazada!, ¡Ay!, mi pie. ¡Me cago en la madre que me parió!. ¡Otro frenazo!, ¿Este conductor no sabe conducir?. Vaya se ha quedado esto más vacío, creo que el muerto se ha bajado también, parece que ya no huele tan intenso y mal, para una parada que ha estado viajando bien podría haberse ido andando y no tufarnos con su olor a sudor rancio.

Vaya un sitio, normal, se ha quedado esto más vacío. ¡Ese debe ser mío!, ¡Victoria!, he llegado cojeando y dando codazos a diestro y siniestro, pero por fin he conseguido mi objetivo, estoy agotado y dolorido, pero que placer es estar sentado. Es curioso, el autobús se ha quedado con bastantes huecos. Mierda, ahí en frente hay un sillón vacío, y precisamente está junto a la puerta, no como este que he cogido junto a esta señora gorda y este viejo que de buen seguro tiene alguna enfermedad que se me puede pegar, en cuanto esos tipos que acaban de subir y se han quedado ahí de pie me dejen el camino libre me lanzo a por él.

No, si ahora el del camisón y el gorrito se va a poner a rezar aquí en medio, ¿No lo he dicho?, se arrodilla incluso, bien podría haberse puesto a rezar fuera del autobús mirando la Meca, que este cuando gire la calle pierde la orientación y lo peor, me obstaculiza el paso hacia el asiento libre.

- ¡Qué ganas de llegar a casa!, llevo todo el día dando vueltas por la ciudad echando currículos por todos lados y total, para nada. Por que, ¿Qué empresa va a coger a una gorda de casi treinta y cinco años y sin el Bachiller?. Definitivamente soy una desgraciada, y ahora cuando llegue a casa de nuevo sola, aunque la verdad, mejor sola que mal acompañada porque si hago un repaso a mis últimas conquistas..., mejor olvida esa etapa Saray, haz el esfuerzo mental de ser positiva, todos esos errores no han sido fallos, es el camino del aprendizaje para conocerte mejor y saber elegir.

- ¡Qué calor hace aquí!, ¡qué de gente!, ¡Huy! ¿Qué hace aquel tipo mirándome tanto?, No está mal el chico, debe tener unos cincuenta, pero ¿Quién hace ascos?, bueno ahora que me fijo igual son cuarenta y tantos, no se, pero me ha mirado de una manera muy especial. ¿Será el amante definitivo?. ¡Saray por favor, no fantasees!, seguro que está casado y al final te metes en otro lío.

Vaya frenazo a metido el chófer, otro así de brusco y sirvo de cama a más de uno, hay que ver el calvito este que no para de rozarse, parece un gato de ventas, y ya le he metido la rodilla un par de veces y el notas ni se da por aludido, los hay fatal, aunque a decir verdad, Marcos, ¿Era Marcos?, no recuerdo ni bien el nombre, lo conocí en el metro, se metía a restregar su miembro sobre los traseros de chicas y en el mío se quedó atascado y dos años de relación. Si es que como decía mi santa madre, los escojo.

¿Más gente entrando?, ¿Cabremos?. Nos tratan como a ganado, esto debería estar prohibido, qué descaro que seamos unos borregos y nos manejen a su antojo, el gobierno es el pastor y la policía sus perros que nos atemorizan y controlan. ¡Anda!, vaya símil me ha salido, ¿Debería dedicarme a escribir?, Igual me abro un blog de política y me hago famosa y la gente sigue mis consignas, ¡Uf, qué peste!, ¡Joder !, con la emoción se me han aflojado los muelles bajos y creo que esta bomba fétida es mía, ¡qué vergüenza!, me bajo en la siguiente.

-Perdón, perdón, ¿Me permiten por favor?, me bajo en la siguiente.

-¡Anda!, si el madurito me vuelve a mirar, y parece que lo hace con deseo. Mira que se ha sonrojado y todo, este seguro que en cuanto me baje se viene detrás mía, ¿lo ves?, ya se está moviendo y colocando para seguirme, si es que soy toda una rompe corazones, en cuanto baje me giro de manera despreocupada y le pregunto algo, ¿Qué le puedo preguntar?, ¡Ah!, si, me voltearé rápida y con mi melena le rozaré su cara, me disculpo y ya una cosa seguro que lleva a la otra y al final no duermo sola esta noche. ¡Me encanta que los planes salgan bien!, ¿Quién decía eso?, el viejo del equipo A, que si, que en cuanto despache a este mañana por la mañana me pongo con el blog, que soy una fiera d e las anécdotas y el conocimiento.

Vaya frenazo ha metido este tío, casi me tira.

-!Señores, sin empujar!, ya bajo. Ahora me giro y le doy con mi melena en la cara. ¿Pero dónde se ha metido este tío?, ¡qué vergüenza!, casi le tiro el gorrito al morito. Qué desgraciada soy.

-¡Hasta los huevos del día!, no sé ni las horas que llevo ya hoy conduciendo este trasto, aguantando la mala educación del personal y con ganas de llegar a casa y estar con mi mujer y mi hijo, un día mando todo esto a tomar por culo.

Venga, otra “paradita”, mira toda la gente que hay ahí acumulada, me miran como si fuera su salvador y lo único que soy es Caronte, les pido su moneda y los llevo al otro lado. Son almas muertas. ¿Son?, somos, ¿Qué me hace a mí diferente?, ¿El estar en esta pecera aislado al mando de la nave?. Para un viajero que sonríe, mil suben inertes, desde que pusieron el auto cobro, entran por las puertas que quieren, lo hacen con los ojos apagados fijos en sus pantallas o mirando la nada, hace tanto que nadie me saluda de manera correcta o me mira a los ojos cuando entra que creo haberme convertido en una pieza más del vehículo que cuando se estropee la cambiarán y reemplazaran por otra, nueva o de segunda mano, a saber.

-¡Joder! Casi me paso, vamos Paco, céntrate y aunque estés cansado ya sólo quedan diez paradas para acabar el turno.

-¡Arrancamos!, ya queda una menos, joder ¡Qué peste!, ¿Ya nadie tiene decoro y respeto en este País?, que asco, abro la ventanilla y que se asfixien ahí detrás, hay que ser cochino.

-La próxima Lagunillas, allí se quedará el autobús medio vacío, me encanta cuando se van quedado los pasajeros por las estaciones y se acerca el final del trayecto, es una sensación parecida a cuando voy al baño y descargo, un alivio interior y de descanso.

- Hoy hay poco tráfico, ¿Qué día de la semana es?, a sí, Miércoles. ¡Claro!, hoy hay fútbol, el opio del pueblo, la gente está alienada con las televisiones y el balonpie, normal que nos vaya como nos va, no hace mucho salieron en tropel a la calle porque iban a descender unos equipos por no pagar impuestos y por contra nos suben los impuestos a todos y nadie sale a protestar. ¿Qué me he perdido por el camino?.

-Ya veo la parada, voy a disminuir la velocidad, intermitente y...¡Joder!, ¿De dónde demonios han salido esos cuatro tíos?, Casi los atropello con la empanada que llevan encima, tal y cómo han cruzado seguro que vienen a coger el autobús, espero que no me den mucha batalla que no tengo yo el “jigo” para guerras esta noche.

-Míralos ahí están los cuatro esperando a que se baje toda esta tropa, voy a poner el bus un poco más adelante para que se crean que me voy -Jajajaja, qué cara han puesto.

-Jolines, vaya gorda acaba de bajar, creo que el autobús hasta ha suspirado, ¿Pero que hace la señora?, casi le tira la taqiyah al morito con su pelo y el giro de cuello que ha hecho . Jajajaja, la gente está como una cabra.

-¡Ea!, seis paradas más y ya estoy marchándome a casa, no veo el momento de llegar, darme una ducha y comerme un buen plato de macarrones con tomate.

-¿Estás seguro que esa es la misión que nos ha encomendado el Imán de la mezquita?

-A ver Said, si te da miedo enfrentarte a tus temores no haber venido, nosotros hemos dado nuestra palabra de servir a Alá y nuestro cometido por el bien de nuestra religión está por encima de los intereses personales, si no estás seguro, aún estás a tiempo de abandonar.

-Si claro, ¡Qué fácil es hablar!, y la vergüenza y humillación que sufriría mi familia, eso si que no me lo perdonaría en la vida, si hay que ir y hacerlo, se hace.

-Así se habla amigo, con convicción, le respondió Mohamed.

-Muy callado estás Abdul, inquirió Amín.

-No es que tú seas una cotorra, reprochó Abdul y todos rieron.

Mohamed, el mayor de todos repartió unas bolsas a cada uno de los jóvenes, tomó la suya y con un abrazo fraternal salieron hacia la parada del autobús.

-¿Cual parada es?, quiso saber Said, el más joven e inexperto de los cuatro amigos.

-Lagunillas, le indicó Amin

-¿Y el autobús que debemos coger?, siguió interrogando el joven musulmán.

-El que subamos nosotros tres, respondió Amin y todos rieron la gracia del gemelo de Abdul.

¡El treinta y cuatro! Gritó Mohamed señalando al autobús que se acercaba a la parada, cruzaron corriendo y el chofer tuvo que frenar de manera brusca para no atropellarlos.

-¡Vamos!, que lo perdemos, gritó el joven ataviado con la chilaba y taquiyab de un blanco impoluto.

Llegaron antes que el autobús que casi los atropella hacía un instante.

-Ya está aquí, informó de lo evidente uno de los cuatro amigos.

-¡Hey!, que no ha parado, volvió a relatar lo que sucedía la misma voz que al parecer era de uno de los gemelos. Corrieron desesperados, pero unos metros después el vehículo se detuvo.

-Espera, espera, espera, repetía Mohamed a Said mientras le cogía del hombro y detenía a cada intento que hacía de subir al autobús sin esperar que el resto de usuarios bajasen, cuando lo hizo la última pasajera, una chica entrada en carnes, los gemelos subieron por los flancos y Mohamed adelantó al joven por la izquierda, que quedó el último y casi pierde su tocado al recibir un golpe con la melena de la chica que acababa de bajar.

El autobús comenzó a moverse.

- ¿Qué te pasa Said?, quiso saber el líder del grupo.

- Este autobús ha estado a punto de atropellarnos, y hemos tenido la fortuna que no lo ha hecho, y además ahora nos transporta y desplaza sin que nos cueste esfuerzo alguno, creo que deberíamos agradecer a Alá su benevolencia para con nosotros.

-Tienes razón , aseguró Amín, afirmación que aprobaron el resto de amigos, así que ni corto ni perezoso, el chico de chilaba blanca se arrodilló en el autobús y comenzó una oración de agradecimiento a su Dios.

domingo, 30 de abril de 2023

Secuestrado

 

No entendía lo que estaba pasando, las personas que a su alrededor estaban eran extraños, el trato era amable, pero distante. ¿Dónde estaban los suyos?, ¿Qué hacía allí?,...cientos de preguntas desordenadas se agolpaban en su mente, mientras postrado en aquella silla procuraba ordenarlas para encontrar el cabo de la madeja que se había convertido su mente.

Muy de vez en cuando, cada vez con más distanciamiento en el tiempo, le parecía oír una voz conocida, pero al buscar a esa madre; a esa mujer; a esos hermanos o hijos entre la multitud no reconocía ninguno de aquellos rostros.

Aquella tarde otoñal vio a su mujer, la reconocería en cualquier parte, había envejecido enormemente pero sus ojos aún mantenían el color del cielo.

-¡Hola mi amor!, dijo con un hilo de voz a la vez que dibujaba un atisbo de sonrisa. Varias lágrimas comenzaron a brotar de las pupilas celeste surcando las arrugas de la piel. Un cálido beso fundió los ancianos labios, tras ese brote de amor, el hombre volvió a preguntar:

¿Quién eres?.

Carta a un amor

 

Carta a un amor.

Muy estimada amada.

Me atrevo a escribirte esta carta, porque eres lo que más amo en este mundo, desde la primera vez que te conocí, quedé prendado de ti. Lo quise saber todo; tu procedencia; tus orígenes; tu familia; tu crianza; donde y cómo llegaste a ser lo que eres.

No dudé en atravesar valles, ríos y montañas hasta llegar a tu tierra, verte pasear por esas dehesas de encinas y alcornoques fue sublime, no quisiera parecer atrevido, ni ofenderte si te digo que me enamoró hasta tu manera de andar por esos montes onubenses.

Observarte a lo lejos, con la puesta de sol, cómo marchabas con los tuyos ladera arriba hacia el bosque me llenaba el corazón, ya que sabía, que a la mañana siguiente podría verte llegar al río para tu retozo matutino.

Pasado Febrero alcanzo el orgasmo culinario. Del campo al plato. Es allí dónde con placer y deleite hago realidad mis sueños y te hago mía, nos fundimos en mi boca y rememoro todos esos paseos que diste, esas bellotas y castañas que comiste, siento el frescor de la noche y la calidez del sol invernal en mi boca. Mis dedos, húmedos de ti, vuelven una y otra vez al plato donde luces desnuda, te toco con delicadeza, te llevo una y otra vez hasta mis labios que se abren para notar el roce del flujo que desprendes en cada veta.

Me despido de ti amada mía, recordando tu sabor, tu imagen y tu olor, jamás podré agradecer lo suficiente a Jabugo el mimo con el que te crió, cuidó y preparó para que un humilde servidor pudiera degustarte.

Un enamorado que siempre te tendrá en su mesa.

Sibarita

martes, 14 de marzo de 2023

Gato Negro

 ¡Gato Negro!, ni que fuera una taberna de los libros de Poe, pensó mientras atravesaba la puerta de cristales coloreados. El ambiente hacía justicia a los presentimientos que había tenido antes de entrar. Rudos hombres, barbudos fumadores que hacían caso omiso a la prohibición de fumar en locales cerrados, lucían enmarañados pelos con abundancia de canas sobre el otrora cabello zaino. Suelo lleno de serrín mojado y oscurecido por las cenizas y colillas que se arremolinaban bajo los pies de los parroquianos.

-¡Buenas Noches!, balbuceó mientras se quitaba el abrigo rojo que destacaba sobre los ocres de las vestimentas de los lugareños. Cruzó la estancia con pasos más dubitativos que seguros hasta llegar a la barra. Un enorme mostrador que sólo estaba ocupado en sus esquinas por hombres que lo miraban fijamente y que habían interrumpido sus conversaciones al verlo entrar.

Frente a él, un gigante de más de 6 pies, con una cabeza rala que le hacía tener una edad indeterminada, que indefectiblemente debía estar entre los 30 y los 80, pero a saber la edad real de aquel ser mitológico, ya que sólo lo había imaginado en descripciones de taberneros en lecturas de libros del siglo XIX.

-¡Una Cerveza!, logró espetar, con un casi inaudible ¡Por favor! de coletilla. De un sólo movimiento, aquella mole sacó de debajo de la barra un pichel lleno de cerveza, con tanta mugre en el envase, que el departamento de sanidad aislaría toda la manzana en alerta máxima por prevención, si supieran de la existencia de tanta suciedad en un envase.

La espuma blanca se desparramaba por el borde de la jarra de manera insinuante, sin pensarlo dos veces, la agarró con fuerza y bebió un largo sorbo, le resultó refrescante; cálido; sabroso; amargo; divino. No respiró y acabó con la pinta en un sólo trago, al acabar, su voz era otra, más grave, más segura. 

¡Otra!. Ahora ya no lo pidió, lo ordenó. El bar recobró su vida normal y el forastero dejó de ser el centro de atención. Tras acabar con varias pintas, salió del local. Ufano, feliz, pleno.

Un coche de policía atravesó la calle con las sirenas puestas y a toda velocidad, casi es atropellado, a duras penas lo pudo esquivar, pero lo que realmente despejó su mente y lo devolvió a la sobriedad fue al mirar hacia el Gato Negro y encontrar donde hacía escasos minutos era un bar, una librería.

Sin pensárselo dos veces, anduvo lo desandado y abrió una puerta de cristales coloreados entrando en la librería llamada: "Gato Negro".