En el jardín azul había flores diferentes a todas. En el jardín azul habia aromas por nadie nunca sentidas. En el jardín azul habia sonrisas que jamás terminaban. En el jardín azul habia poemas que en su luz se elevaban. En el jardín azul habia un tesoro; estaba el fin del dolor. En el jardín azul estabas tú... estabas tú, y me amabas. (Germán Alexis Gilio)
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viernes, 26 de octubre de 2012
Muerte
Hoy no hace un años de nada que sea memorable, ni día especial por tal y cual cosa. Hoy es Sábado 8 de Septiembre, y para muchas personas será fecha para enmarcar, otros para olvidar y para muchos, un día más.
Por eso, para la mayoría de insensatos que dejan pasar el tiempo y se les escurre como el agua entre los dedos, les dejo este microrelato.
- Sus ojos vidriosos miraban al techo, inerte en la cama, no sentía ni padecía. A sus ochenta y cinco años, ya su cuerpo había dado todo lo que de él se esperaba. Trabajador incansable, siempre dispuesto a ayudar a los demás, había pasado su existencia entre cuatro paredes llenas de herramientas, oliendo las maderas y barnices y perfilando muebles.
- Ahora en su lecho de muerte, repasaba mentalmente lo que había sido su vida, y aunque siempre había estado satisfecho con su trabajo, se arrepentía de no haber estado más con su familia, sentía los millones de pequeños momentos de felicidad no saboreados y abandonados por alguna causa insustancial que en ese momento parecía vital, y por desgracia para él, no lo era y por lo tanto se equivocaba.
- Una punzada en el pecho le avisaba que su fin se acercaba raudo e inexorable. Cerró sus ojos y emitió un quejido. Nadie en la habitación lo entendió, nadie se percató de esas palabras no vocalizadas y emitidas en una exhalación de aire significaba algo. Nadie supo jamás que aquel hombre se arrepintió de su existencia y su última palabra no modulada fue para pedir perdón a sus amigos y familia.
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