En el jardín azul había flores diferentes a todas. En el jardín azul habia aromas por nadie nunca sentidas. En el jardín azul habia sonrisas que jamás terminaban. En el jardín azul habia poemas que en su luz se elevaban. En el jardín azul habia un tesoro; estaba el fin del dolor. En el jardín azul estabas tú... estabas tú, y me amabas. (Germán Alexis Gilio)
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viernes, 26 de octubre de 2012
ProMetheus
A veces, el crepúsculo se enturbia con materias grises, y la noche se hace lenta y pesada. Pasarla es como atravesar una ciénaga cargado y enfermo. El alba, temerosa de tanta energía negativa, se esconde para no enfrentarse con tan desagradable espectáculo. Y la noche se apodera de todos los miedos y pesares del mundo terrenal. Ante eso, los seres humanos tienen la autodefensa de la agresividad, y la descargan contra lo que sea, con tal de expulsar los malos humores de su alma.
Nosotros, los guardianes de la vida, carecemos de esas respuestas, y sufrimos dentro de nosotros ese mal hasta que encontramos una fuente de energía positiva que nos limpie.
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