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lunes, 28 de marzo de 2011

El día que estuve a punto de morir...

Aquel sábado habíamos quedado en casa de unos amigos para celebrar un cumpleaños. Tras salir de trabajar cogí la "furgo" y me fui hacia el campito donde viven. La tarde transcurrió perfecta; el sol calentó nuestros huesos y ante la inminencia de la noche, encendimos una candela y alrededor de ella dejamos pasar las horas.
En buena compañía, sonaron canciones, historias y mantuvimos una velada estupenda. Ante el conocimiento de que tenía que conducir, solo ingerí tres cervezas en todo el día. No quería que el alcohol nublase mis reflejos.
Faltando cincuenta o sesenta minutos para la hora bruja, decidimos marcharnos. La pequeña cayó pronto en los brazos de Morfeo, y con el movimiento de la V, mi compañera también fue dejandose caer en los encantos de la noche...
Decidí coger por una carretera poco transitada para ir despacio y que ambas disfrutasen del trayecto. Tras una curva y cambio de rasante, pude ver los focos y el sonido de un frenazo. Dos coches se lanzaban en paralelo hacia nosotros.
Solo me dio tiempo de decir; "¡Ira!", expresión gaditana de "mira eso que viene por ahí", también utilizado como: "mira, eso que estás diciendo no te lo crees ni tú". (Depende de la entonación). Mi compañera entreabrió los ojos, pero ya habían pasado esos locos al volante, y dijo: - ¿Qué ha pasado?
- Unos niñatos en una carrera, dije sin la certeza de que fuesen niñatos ni una carrera, aunque todos los indicios apuntaban a ello.
-¿Y como hemos pasado?, volvió a preguntar cada vez más despierta.
-Los tres entre los dos carriles, volví a decir sin un ápice de emoción en mis palabras. Me eché a un lado, el otro coche al otro y el del medio pasó, simplifiqué.
- ¡Joder, que miedo!, has hecho lo difícil fácil. dijo acomodandose de nuevo en su asiento
-¿Y sabes que no noto nada?, ni ira, ni miedo, ni preocupación...es como si no quisiera que el buen áurea que traía de estar con los amigos se quebrase con este incidente....