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viernes, 29 de mayo de 2009

Sábados de Mercedes / Un Principio III

Un Viaje Inolvidable

Aunque os pueda parecer preparado, me viene al pelo el tema de esta Sábado para contaros como hacía mis viajes interestelares a los diferentes planetas habitados del universo.
Para los que no seas asiduos a este blog, os anuncio que esta parte podéis leerla con independencia de los otros dos capítulos, pero que existen Un Principio y Un Principio II un poco más abajo.


Como ya os anuncié, os voy a desvelar el secreto de mis viajes interestelares, más concretamente al Plutoide Make Make donde la sabiduría de sus habitantes los Cents me llevaba una y otra vez para instruirme y formarme como "ser" de un "todo".
La primera vez, como todas las primeras veces es inolvidable, recorría mi pequeña estancia, desordenada, llenas de libros por todas partes, iluminada con los últimos rayos del sol; abierta la ventana de madera, dejando que la fragancia del bosque cercano se fundiese con los olores a mar. Debéis saber, que por muy lejos que estuviese de él, siempre llevaba un trozo de mar en un tarro, que destapaba para que los efluvios me mantuviesen vivo y con mi mente siempre en el sitio donde comenzó la vida. Buscaba un antiguo manual de hechizos para... no recuerdo bien ahora, lo que si os puedo decir es que allí en medio, el espacio se había abierto, era como una puerta encajada que deja pasar la luz.
Al acercarme la intensidad de aquel brillo se hizo casi insoportable, me aproximé con temor y con mucha, muchísima curiosidad, crucé aquella rasgadura en medio de mi habitación como el que atraviesa una manta rota y de pronto me encontré frente al que ha sido mi amigo por todos estos siglos.
Shhhht, el primero de los Cents, él me enseñó todo lo que sé, me aleccionó para abrir las puertas interestelares del universo, me mostró caminos paralelos, me enseñó a Amar a la vida, me dio Luz.
Nunca podré dar agradecimiento suficiente a estos magníficos seres, los más perfectos de las galaxias.
En próximos capítulos os contaré como luchamos contra las fuerzas del mal que hacen peligrar nuestro universo.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Un Principio II

El Plutoide MakeMake está habitado por los Cents, los seres más sabios de todo el universo; para los que no conozcáis a estos milenarios seres, os diré que lo que no tienen de agradable a la vista, lo tienen en derroche de amor. Así, su piel es parecida a la de las iguanas, del mismo color y de la misma textura. Los más ancianos adquieren un tono pardo que les diferencia notablemente de los más jóvenes.
No existen sexos, los Cents se reproducen por mitosis, cuando un Cent enferma o presiente su muerte cercana, crea un Cent nuevo con su carga genética y sus conocimientos, eso les aporta una sabiduría inagotable. Y ese conocimiento es el que les lleva a ser tan generosos y bondadosos, ellos creen que el AMOR así en mayúsculas, es lo que debe mover el mundo.
Su estatura es de aproximadamente dos metros, sus caras son parecidas a la de los insectos palos, con extremidades como los humanos, pero sus dedos, tanto de los pies como de las manos son extremadamente largos y finos.
No usan prendas de vestir, puesto que el clima en este Plutoide es excelente para ellos, y si os preguntáis como me movía yo por los espacios interestelares, os lo contaré próximamente.

viernes, 15 de mayo de 2009

Un Principio

Antes de comenzar, quisiera poneros en antecedentes, mi nombre es Mad, soy un Mago centenario y la historia que paso a narraros es tan cierta como que en el planeta Meigón hay dos soles y cuatro lunas.
Antes de recluirme en casa, cuando aún solía viajar por los planetas visitando viejos conocidos y haciendo nuevos amigos, ocurrió algo que pudo enturbiar la galaxia conocida como Via Láctea.
En el Plutoide MakeMake cerca de Eiris, de los últimos plutoides de la órbita solar, recibimos el aviso de la expansión de los Knuit, seres ancestrales que viven al borde del universo y cuya única función en él es destruirlo y crear agujeros negros.
Su fisonomía es variable, pero intentan apoderarse de la inteligencia de seres vivos para así someterlos y llevarlos a la autodestrucción.

Capítulo II, Rumbo, Nueva España

Capítulo II, Rumbo, Nueva España

Me llamo Gabriel de Guzmán, nacido hace 80 años en la maravillosa isla de La Gomera, huérfano de padre y madre. Me crié a la sombra de los curas que regentaban la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, donde años más tarde pintarían la batalla en la que participé activamente protegiendo a la isla del malvado pirata inglés Charles Windham. Pero empecemos por el principio; esta es la historia de mi vida.

Aquel invierno había sido especialmente seco, los campos estaban sin cultivar debido a la gran crisis económica, las islas necesitaban abastecimiento. Los barcos que volvían de las ricas tierras transoceánicas pasaban de las Canarias para recalar finalmente en Sevilla. La situación era insostenible hasta que se aprobó el Reglamento Real de 1718.

Este Reglamento fijaba la obligación de enviar cinco familias a América por cada cien toneladas de mercancías exportadas de la nueva India. Por aquel entonces la hambruna era ya una constante en mi vida, así que decidí embarcar como moneda de cambio, uniéndome a la familia Guzmán y llegando a un acuerdo con ellos para que pudieran emprender una nueva vida en aquel otro continente.

Mis años junto a los curas me había servido para aprender a leer y escribir, así que no me fue difícil falsificar el documento para formar la nueva agrupación familiar aunque, a decir verdad, apenas eran revisadas por los funcionarios que estaban deseando recibir mercancías y despoblar la isla.

La familia la componíamos Don Julio de Guzmán, un carpintero de ribera venido a menos, su mujer Belinda de Guzman, cuarentona con arrestos suficientes como para emprender una nueva vida, el hijo mayor, Carlos, de 20 años, criado bajo las faldas de su madre y muy poca cosa, yo con 18 y la pequeña María de 16, una bella gomera que había sacado la fuerza y el brío de su madre.

Así, a principios de Marzo del año 1719, partimos rumbo al Nuevo Mundo en el galeón "La Fortuna", librándonos de cumplir con el orden de salida de navíos que establecería un año más tarde Felipe V.

jueves, 14 de mayo de 2009

Capítulo I, El Legajo

Capitulo I, El Legajo

El tío Andrés había muerto hacía unos meses, ahora, me encontraba solo frente a la casa que fue guarida de mi familia durante siglos.
Antes de irme a la capital, la Gomera había sido todo mi universo; y aquella casona mi refugio. Ahora, con la distancia de los años y los kilómetros no me parecía ni tan grande, ni tan fantástica.
Recorrí cada estancia vacía oyendo en mi mente los gritos de mis primos; me venían a la memoria imágenes de mis tías cosiendo en el jardín, mis tíos enfrascados en interminables debates políticos que enfrentaban, o bien a la Gomera contra Tenerife, o bien a los isleños contra los peninsulares. Y al tío Andrés, aquel hombre que era mimado por todos y que nos contaba extraordinarias hazañas de su juventud, dejándonos durante semanas flotando en nuestras imaginativas mentes fantásticas historias de aventuras.
De pronto, noté el irrefrenable deseo de subir al segundo piso, notaba crujir cada peldaño de madera de pino canario, me detuve en el descansillo, pero algo desde muy dentro de mí me impulsaba a seguir, y ascendí hasta la buhardilla.
La habitación estaba a oscuras, a tientas me acerqué hasta la trampilla y abrí los postigos del portalón de ojo de buey para que entrase la luz del día, al hacerlo, se iluminó toda la estancia dejándome ver a través del polvo de contraluz una cantidad de objetos que se me antojaron maravillosos. ¡Ojalá los hubiese descubierto siendo un niño!.
Las historias de piratas brotaron en mi mente a borbotones y mis ojos se fijaron en un cofre de madera. Fue lo único que cogí de la Buhardilla y me lo llevé al primer piso con la intención de abrirlo y la esperanza de haber encontrado el tesoro perdido de los mares del sur.
Con un cuchillo forcé la cerradura, me quedé un instante contemplando lo que podría ser un punto de inflexión en mi presente y modificar para siempre mi futuro, abrí la tapa esperando que el brillo de los doblones de oro, diamantes y esmeraldas me cegaran, pero solo encontré un montón de legajos, pergaminos y papeles muy bien conservados y escritos en un castellano antiguo mezclado con expresiones guanches.
Comencé a leer.

Sábados de Mercedes /Blog Bus

La Ventana Indiscreta

La casa era preciosa, allí vivía la familia Suarez, un buen día, decidieron poner un gran ventanal en el salón, y quisieron invitar a todos los amigos de la familia a cenar, con la idea de que alabasen la nueva obra del hogar.
Así, durante la cena, todos admiraron las ventajas de tener una ventana así, la luz que debía darle a la estancia, ventilación,...
Ya, durante los postres, en un determinado momento, se escuchó una tos que reclamaba atención, todos se volvieron hasta la procedencia del ruido y quedaron petrificados al ver que era la ventana la que hablaba.
Y se expresó en estos términos.
Amigos de la familia Suarez, es mi obligación decir que:
El señor Suarez engaña a su señora con la mujer de su mejor amigo, que yo los he visto retozar en el sofá ese.
La señora Suarez ha invitado a la familia Salas, no porque los considere sus amigos, sino para darles envidia y restregarle su dinero por sus empobrecidas caras.
El Señor y la Señora Suarez no han comido liebre como el resto de invitados, ya que lo que han comido ustedes ha sido gato, es una broma de muy mal gusto que usan ellos para sentirse superiores.
Algunos invitados comenzaron a irse indignados ,otros enfadados, todos sorprendidos y la ventana seguía y seguía relatando hasta que ya no quedó nadie en el comedor.
Al día siguiente la ventana estaba depositada en un contenedor de reciclaje para ser destruida y reconvertida, y es que, el ser indiscreto a veces nos lleva a la auto destrucción.

martes, 12 de mayo de 2009

Obituario

Antonio Vega, fundador del grupo Nacha Pop, autor de canciones que marcaron a toda una generación ha muerto hoy en la tierra que le vió nacer.
Descanse en Paz.

jueves, 7 de mayo de 2009

Sábados de Mercedes/Blog Bus

Sábados de Mercedes, esta semana nos lleva de viaje Casandra.
El Reto: Estoy en Montevideo o Estoy en una isla y solo quiero...

Montevideo


Cuaderno de viaje;

Sábado 11 de Noviembre del año 1724.

Desde que recibimos la orden del gobernador de Buenos Aires Don Bruno Mauricio de Zabala, el comandante no nos ha dado un descanso. La misión, reconquistar una bahía en la cual se han asentado unos Portugueses. La marcha por la selva es agotadora, pronto divisaremos la desembocadura del río de la Plata.

Jueves 30 de Noviembre del año 1724.

Los portugueses comenzaban a fortificar la bahía, gracias a la bravura de nuestros hombres, hemos tomado el campamento luso en dos jornadas; los que no pasamos a cuchillo se han perdido en la selva. Hoy hablé con Jorge Burgues, un italiano que lleva sobreviviendo en estas tierras por tres años.

Viernes 1 de Diciembre del año 1724.

Acabo de terminar la redacción de la carta que debemos mandar a Don Bruno Mauricio de Zabala dando detalles de la conquista, se le pregunta que nombre debemos darle a la ciudad que construiremos situada a los pies del Monte VI d E O (Monte VI-sexto- de Este a Oeste).

Miércoles 20 de Diciembre del año 1724.

Confeccionado el padrón, resalto la existencia de seis familias provenientes de Buenos Aires y la llegada a puerto de algunos paisanos canarios que además de nostalgia me han traído noticias de la familia.
Y es que, desde que dejamos el archipiélago hace un lustro, no hago más que pensar que el estar en este inmenso continente solo me hace sentirme como si estuviese en una gigantesca isla y solo quisiera retornar a mi Gomera natal.

Domingo 24 de Diciembre del año 1724.

La misiva del Gobernador es muy clara, la ciudad deberá llamarse San Felipe y Santiago de Montevideo, extraño nombre para una ciudad, que me lleva a sentirme culpable por el error sintáctico de mi carta.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Pensamientos íntimos

El mundo no es redondo, ni azul; el mundo es un terruño mal hecho y lleno de aristas, que adquiere colores grisáceos y de vez en cuando, muy de vez en cuando respiras aire limpio y observas un cielo celeste que te llena de vanas esperanzas.
Nadie es más que nadie, ¿Porqué nos empeñamos en ser ovejas en vez de pastores?, aunque creo que lo peor es ser el perro del pastor, y de esos, hay tantos...
Los días pueden ser blancos o negros, tornarse grises, cambiar en minutos, no te sientes a esperar que cambie de tonalidad, haz algo por quien tienes al lado, un gesto amable, una palabra bonita, una sonrisa,...es tan fácil y tan complicado....

martes, 5 de mayo de 2009

La cena de Navidad (para estómagos fuertes)

Este relato que presenté a un concurso de micro relatos tiene de original, por no decir macabro, que lo escribí días antes del trágico suceso ocurrido en Barcelona aquel mismo Diciembre del año 2005. ¿Premonitorio?, juzguen ustedes mismos.

Diciembre 2005. Relato 6. La cena de Navidad (para estómagos fuertes) 20/12/05




La mañana era fría, como lo había sido todo aquel puñetero mes de Diciembre. Hoy por suerte no llovía ni nevaba, era el día de Navidad. Tanteó entre los cartones apilados a su lado y encontró el tetra-brick de vino a medio consumir de la noche anterior, dos buenos buches y listo para afrontar el nuevo día.

Maldita sea mi suerte - pensó una vez más - era la frase más recurrente de su mente.

Mientras se ponía las botas rotas en mil pedazos y remendadas otras tantas veces.

La edad, superaba los cincuenta de largo, se hacía notar a todas horas, y especialmente esas mañanas de gélido invierno que venían a dejarle el cuerpo dolorido y ralentizaba sus movimientos.

A media tarde todo eran sonrisas y alegría a su alrededor. Ese día había cogido grandes cantidades de monedas, la gente por esas fechas era generosa. Esta noche tendría su buena cena de Navidad, se compraría un bocadillo de pavo y una botella de vino; en cristal, que para eso esta noche era Navidad, aunque a él eso le importase un carajo.

Salió del supermercado y se arrinconó entre cartones con su bocata de pavo y su vino en botella de cristal. No pudo saborear el primer bocado; un bate de béisbol le había hundido los pocos dientes que le quedaban junto a la masa de pan hasta la garganta, una patada en el estómago lo dobló y le dejó con el bazo roto. Rápidos como rayos, le rociaron con gasolina, una cerilla encendida calentó el ambiente, y un grito ensordecedor rompió el silencio de la noche. En unos minutos, todo incluso las llamas se habían extinguido.

Esa noche, las ratas se dieron un festín con el cadáver horneado del viejo vagabundo. Y es que esa noche, creyente o no, todos nos merecemos disfrutar de una cena de Navidad.

lunes, 4 de mayo de 2009

Trilogía

TRILOGÍA (Tierra, Agua, El Cristal)


Tierra 10/05/06

El sol hacía años que no se ponía, no soplaba el viento y todo el planeta estaba formado por polvo.

No había agua, el color marrón ocupaba toda la superficie. Ya no quedaba rastro del mundo azul.

Todo empezó aquella mañana en la que los hombres comenzaron a convertirse en arena, se desmoronaban dejando pequeñas montañas de tierra marrón bajo sus ropas...le siguieron los animales, las casas, los árboles, las montañas y el agua...Todo se convirtió en Tierra.

Ahora todo era paz; no había montículos, nada sobresalía, no había sombras. Solo destacaba el color naranja de los rayos del sol sobre el planeta.

Una suave brisa se atrevió a aparecer; movió el polvillo, empezó con suavidad y constancia para acabar con una fuerza huracanada...El planeta Tierra desapareció de la faz del Universo.



Agua (8/5/06)

La mañana estaba gris, amenazaba tormenta. Las siete y ya paseaba por aquella gran ciudad camino del trabajo. No hacía frío, y a pesar de las amenazantes nubes, se sentía muy cómodo bajo su gabardina beige.
A los diez minutos, notó como su cuerpo se empapaba en sudor. Notaba como la transpiración era exagerada. La humedad del ambiente, estar abrigado y el paso ligero que llevaba le estaban produciendo ese efecto invernadero bajo sus ropas.
Pronto notó como de sus zapatos de piel empezaba a brotar líquido, no tuvo tiempo de asustarse, su cuerpo se licuó dejando bajo sus ropas un gran charco.
Las siete y media, una fina lluvia pero intensa empezó a caer y arrastrar unos zapatos nuevos y unas ropas usadas hasta una alcantarilla.

El Cristal ( 6/5/06)

Las 10 de la mañana, allí estaba el dependiente, trajeado, tras el mostrador con una sonrisa impoluta. Las puertas del gran almacén se abrieron, un jueves cualquiera, las cuatro marías de siempre esperaban para darse su rutinaria vuelta por el luminoso pasillo de perfumería. Allí estaba el joven inmóvil.
Ya están aquí las de siempre, pensaba mientras con el rabillo del ojo se recreaba mirándose en el espejo. Hoy si que estoy bien, guapo reguapo.
¿Que es esa mancha oscura entre mis dientes?...noto como si se me requebrajasen...¡¡Dios mio!! ¿Que me está pasando?
Las cuatro maris pasaron por su lado charlando como cotorras y no se percataron en como el joven dependiente se desmembraba a su lado.
Un estruendo de cristales rotos sonó en el pasillo. Las cuatro mujeres miraron a su lado y aceleraron el paso, no fuesen a culparlas de romper algo.
El chico de la limpieza recogió todos los cristales rotos.
Que raro, pensó el encargado de zona. Dónde se habrá metido el Sr. Perez.