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viernes, 2 de diciembre de 2016

Fiesta

Vivían en la ignorancia de lo que sucedía a su alrededor, no quisieron ver la otra realidad, la cruel y dura verdad que los rodeaba, haciendo gala del más puro estilo de vida Epicúreo, ni tan siquiera dirigieron su mirada hacia el exterior, bordeaban las ventanas para no mirar ni de reojo el caos que ya llegaba a sus jardines.  Escuchaban la música en aquella fiesta que parecía interminable, pero no hay fiesta eterna.
Los primeros invitados en abandonar el baile se toparon con una realidad que les agujereó el alma, poco a poco el salón fue quedando vacío, ya hacía tiempo que los músicos habían dejado de tocar, serpentinas, copas a medio vaciar, botellas de champán por todas las mesas auxiliares, evidenciaban que aquella había sido una fiesta mítica.
El anfitrión la había abandonado a la vez que los músicos entonaron la última de las baladas. Un tiro en la cabeza acabó con su vida y la de su compañera.
Setenta años después, otra fiesta se celebra, ahora han puesto papel celofán en las ventanas para que disimule el drama del exterior, quienes golpean las ventanas con fuerza son apartados por los equipos de seguridad para que no enturbien la diversión de los de adentro. ¿Hasta cuando?...el tiempo nos lo dirá.