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lunes, 30 de noviembre de 2009

La Helada

Aquella tarde se había demorado en el bosque buscando el rastro de aquellos perros asesinos que estaban a punto de acabar con todas sus cabras. La noche se cernía sobre él y en esas condiciones jamás lograría salir de allí. Se preparó para pasar la noche.
A pesar de ir bien pertrechado, el cabrero sabía que las temperaturas bajarían cinco o seis grados por debajo de cero, ya notaba como el viento frío le acuchillaba los ojos y pómulos que no cubría la bufanda.
Se acercó a un enorme nogal, comió algunas nueces y cortó ramas de lentisco, se hizo una improvisada caseta bajo el árbol.
El Olor del lentisco cortado ahuyentaría a las bestias, aún así, cargó su escopeta y se dispuso a pasar la noche de la mejor manera posible.
A las seis de la tarde la oscuridad era absoluta, el bosque empezaba a despertar y pronto el silencio dejó paso al ulular de las rapaces nocturnas.
A media noche se despertó de su duermevelas y notó como el viento intentaba acceder a su refugio, el Nogal aguantaba estoico las embestidas del dios Eolo, pero su refugio improvisado dejaba calar lanzazos de viento helado que rebotaban en la gruesa manta de lana que portaba el cabrero.
Dos horas después y con todos los músculos del cuerpo entumecido por el frío y la postura, sintió como las bestias merodeaban en el exterior de su tenderete. Agudizó el oído y abrió más los ojos, aunque estos últimos no le aportaban ninguna información, ya que los escasos rayos de la luna apenas se filtraban en el exterior.
Con sus espaldas protegida por el gran tronco, oía los latidos de su corazón e intentaba que estos se acallasen y que no le delatasen, ya que en esas condiciones poco podría hacer por su vida. Allí afuera no había menos de cincuenta animales dispuestos a devorarle.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Epicuro

Si con algún personaje histórico tuviera a bien definirme, sería con Epicuro. Además del parecido físico, padecemos los mismos males, (piedras en los riñones), y profesamos (yo profeso) las mismas ideas.
En el blog de filosofía de Jorge Antonio Lastra (Pateremon 3) hace un magnífico repaso a la historia de la filosofía y sus filósofos además de apreciaciones suyas.
Me permito la libertad, (espero que no se ofenda), de hacer un corta/pega desde su blog y plasmar en esta entrada lo referente a Epicuro.

ESCUELA EPICÚREA (SIGLO IV a.C,)

Epicuro (en griego Επίκουρος) (Samos, 341 a. C. - Atenas, 270 a. C.), fue un filósofo griego. De padres pobres (Neocles, su padre, era maestro de escuela y Queréstrates, su madre, adivina) se educó en Samos, lugar en el que los atenienses habían establecido una colonia, de la que pasó a Atenas a la edad de diez años, ciudad que abandonó a la muerte de Alejandro Magno.

A los diecisiete años marchó a Atenas a cumplir el servicio militar. Cumplido éste y tras diez años dedicados al estudio de la filosofía, comenzó a enseñar en Mitilene, de donde fue probablemente expulsado (310 a. C.), y después en Lampsaco. En el año 306 a. C., a los 35 años, regresó a Atenas donde fundó su escuela, denominada Jardín.

Según Demetrio de Magnesia, citado por Diógenes Laercio, Epicuro recibió en Atenas las lecciones del académico Xenócrates, abriendo en Lámpsaco, a la edad de 39 años, una escuela que luego trasladaría a Atenas. Otras fuentes señalan, sin embargo, que originalmente la escuela se fundó en la isla de Lesbos, trasladándose con posterioridad a Lampsaco. En cualquier caso, una vez en Atenas, fue jefe de la secta que lleva su nombre hasta su fallecimiento a la edad de 72 años, dejando la dirección de su escuela en manos de Hérmaco de Mitilene, quien afirmó que su maestro, después de haber sido atormentado por crueles dolores durante catorce días, sucumbió víctima de una retención de orina causada por el mal de la piedra. En su testamento, conservado por Laercio, otorgó la libertad a cuatro de sus esclavos.

A su muerte dejó más de 300 manuscritos, incluyendo 37 tratados sobre física y numerosas obras sobre el amor, la justicia, los dioses y otros temas, según refiere el Laercio en el siglo III. A pesar de ello, de sus escritos sólo se han conservado tres cartas y algunos fragmentos breves. Las principales fuentes sobre la filosofía de Epicuro son las obras de los escritores romanos Cicerón, Séneca, Plutarco y Lucrecio, cuyo poema De rerum natura (De la naturaleza de las cosas) describe el epicureísmo en detalle.

Concepto de Felicidad

Los mayores obstáculos que se oponen a la felicidad humana son el temor a la muerte y a la ira divina, y pueden ser eliminados gracias al conocimiento de la naturaleza (física). De hecho, la ética epicurea asegura a los hombres que la felicidad es fácilmente alcanzable una vez se hayan satisfecho unas pocas necesidades naturales indispensables, ya que la felicidad no es otra cosa que la ausencia de dolor físico (que generalmente es breve y provisional) y un estado de ánimo libre de cualquier turbación o pasión (ataraxia). Así, la felicidad, para Epicuro, se identifica con un placer estable o negativo (placer catastemático). La amistad entre sabios, fundada en una común adhesión a la doctrina epicúrea permite encontrar seguridad y consuelo.

Las preocupaciones que el autor propone evitar son tres: el temor a los dioses, el temor a la muerte y el temor al futuro. Si bien Epicuro no era ateo, entendía que los dioses eran seres demasiado alejados de nosotros, los humanos, y no se preocupaban por nuestras vicisitudes, por lo que no tenía sentido temerles. Considerando esto, podría entenderse a Epicuro como un agnóstico de la antigûedad. En cuanto al temor a la muerte, lo consideraba un sin sentido, puesto que “todo bien y todo mal residen en la sensibilidad y la muerte no es otra cosa que la pérdida de sensibilidad”. La muerte en nada nos pertenece pues mientras nosotros vivimos no ha llegado y cuando llegó ya no vivimos. Esta concepción de Epicuro trasciende el tema de la muerte en sí. Él propone una sabiduría de vida caracterizada por el optimismo y la admiración ante la existencia del mundo y del hombre. Por último, carece también de sentido temerle al futuro puesto que: “el futuro ni depende enteramente de nosotros, ni tampoco nos es totalmente ajeno, de modo que no debemos esperarlo como si hubiera de venir infaliblemente ni tampoco desesperarnos como si no hubiera de venir nunca”.

Epicuro consideraba que la felicidad consiste en vivir en continuo placer, porque para muchas personas el placer es concebido como algo que excita los sentidos. Epicúreo consideró que no todas las formas de placer se refieren a lo anterior, pues lo que excita los sentidos son los placeres sensuales. Existen otras formas de placer que según él se refieren a la ausencia de dolor o de cualquier tipo de aflicción. También afirmó que ningún placer es malo en sí, sólo que los medios para buscarlo pueden ser el inconveniente, el riesgo o el error.

Existen escritos del filósofo y de sus seguidores que nos muestran sus doctrinas: entre los deseos, algunos son naturales y necesarios, algunos naturales y no necesarios y otros ni naturales ni necesarios, sólo consagrados a la opinión vana. La disposición que tengamos hacia cada uno de estos casos determina nuestra aptitud para ser felices o no.

Epicuro señala que existen tres clases de placeres

* Los naturales y necesarios, las necessidades fisicas basicas, alimentarse, calmar la sed, el abrigo y el sentido de seguridad.
* los naturales e innecesarios, la conversacion amena, la gratificacion sexual y las artes.
* los innaturales e innecesarios a éstos los llama vanos o superfluos, la busqueda de la fama, del poder politico, del prestigio.

Epicuro formuló algunas recomendaciones entorno a todas estas categorías de deseos así:

* Debemos satisfacer los deseos naturales necesarios de la forma mas económica posible.
* Podemos perseguir los deseos naturales innecesarios hasta la satisfacción de nuestro corazón, no más allá.
* No debemos arriesgar la salud, la amistad, la economía en la búsqueda de satisfacer un deseo innecesario, pues esto sólo conduce a un sufrimiento futuro
* Hay que evitar por completo los deseos innaturales innecesarios pues el placer o satisfacción que éstos producen es efímero.

También distinguía entre dos tipos de placeres, basados en la división del hombre en dos entes diferentes pero unidos, el cuerpo y el alma:

* placeres del cuerpo: aunque considera que son los más importantes, en el fondo su propuesta es la renuncia de estos placeres y la búsqueda de la carencia de apetito y dolor corporal;
* placeres del alma: el placer del alma es superior al placer del cuerpo: el corporal tiene vigencia en el momento presente, pero es efímero y temporal, mientras que los del alma son más duraderos y además pueden eliminar o atenuar los dolores del cuerpo.

Epicuro dice que “todo placer es un bien en la medida en que tiene por compañera a la naturaleza”. Los placeres vanos no son buenos, porque a la larga nos acarrearán dolor y no sólo son más difíciles de conseguir, sino además más fáciles de perder.

También habla de la importancia de poseer una virtud para elegir y ordenar los placeres: la prudencia.

El discernimiento de los diferentes placeres y la recta prudencia, permiten acercarnos a una vida feliz, lo cual constituye el objeto de la filosofía.

Epicuro valoraba como placer fundamental la tranquilidad del alma y la ausencia de dolor: “la ausencia de turbación y de dolor son placeres estables; en cambio, el goce y la alegría resultan placeres en movimiento por su vivacidad. Cuando decimos entonces, que el placer es un fin, no nos referimos a los placeres de los inmoderados, sino en hallarnos libres de sufrimientos del cuerpo y de turbación del alma”. Una vida en privacía, rodeada de amistades y de placeres moderados con el mínimo de dolores posibles y tranquilidad en el alma, es lo que nos brindará la felicidad y hacia eso debe encaminarse el hombre.

La filosofía epicúrea ganó un gran numero de adeptos. Fue una importante escuela de pensamiento que perduró por 7 siglos después de la muerte de su creador. Hacia la Edad Media decayó y fueron destruidos muchos de sus escritos. Sin embargo hoy existen remanentes de esta doctrina que han sido compilados y difundidos por el mundo.

Los epicúreos sostenían que el placer verdadero es alcanzable tan solo por la razón. Hacían hincapié en la virtudes del dominio de sí mismo y de la prudencia. En los siglos XVIII y XIX los filósofos británicos Jeremy Benthan, James Mill y Jhon Stuart Mill hicieron la propuesta de una doctrina universal más conocida como utilitarismo. Según esta teoría el comportamiento humano debe tener como criterio final el bien social. Hay que guiarse moralmente buscando todo aquello que proporciona y favorece el bienestar de un mayor número de personas.

El epicureísmo identificaba al placer con la tranquilidad y enfatizaba la reducción del deseo sobre la adquisición inmediata del placer. En esta forma, el epicureísmo escapa a la objeción precedente: mientras el placer y el bien mayor son de hecho lo mismo, Epicuro argumentaba que el placer más alto consiste de una vida simple, moderada, que se vive con amigos en discusión filosófica. Él enfatizaba que no era bueno hacer algo que a uno le haga sentir bien si, cuando se lo experimentaba, uno después denigraría las experiencias posteriores y éstas le harían sentirse bien. Así mismo afirmaba que a veces por tener placeres momentáneos intensos se sacrifica el bienestar posterior. En tanto él entendía por placer la ausencia de dolor.


Busto de Epícuro. Museo de Pérgamo

Concepto de la inexistencia de Dios [editar]

1) O Dios quiso eliminar el Mal y no pudo… 2) o Dios pudo eliminar el Mal y no quiso… 3) o Dios ni quiso ni pudo… 4) o Dios quiso y pudo…

1) Dios sería impotente, lo que contradice su omnipotencia. 2) Dios sería malvado, lo que contradice su bondad suma. 3) Dios sería impotente y malvado a la vez, lo que contradice su omnipotencia y bondad. 4) Si Dios quiere y puede acabar con el Mal, ¿porque no elimina el Mal?. Dios sería incoherente, lo que contradice su perfección.

Su Filosofía [editar]

La filosofía de Epicuro puede ser claramente dividida en tres partes, la Canónica, que se ocupa de los criterios por los cuales llegamos a distinguir lo verdadero de lo falso, la Física, el estudio de la naturaleza, y la Ética, que supone la culminación del sistema y a la cual se subordinan las dos primeras partes.

Antes de examinar cada una de estas partes podemos afirmar que la filosofía de Epicuro, en líneas generales, se caracteriza por situarse en el lado opuesto a la filosofía platónica: afirma que no hay más que una realidad, el mundo sensible, niega la inmortalidad del alma y afirma que ésta, al igual que todo lo demás, está formada por átomos, afirma el hedonismo en la teoría ética y como modo de vida y rechaza el interés por la política y, frente a la reestructuración de la sociedad que, afirmaba Platón, era el objetivo del filósofo, prefiere un estilo de vida sencillo y autosuficiente encaminado a la felicidad en el que la amistad juega un papel fundamental.

Veamos ahora con más detalle cada una de las partes de la filosofía de Epicuro:


A) La canónica

La canónica es la parte de la filosofía que examina la forma en la que conocemos y la manera de distinguir lo verdadero de lo falso.

Según Epicuro la sensación es la base de todo el conocimiento y se produce cuando las imágenes que desprenden los cuerpos llegan hasta nuestros sentidos. Ante cada sensación el ser humano reacciona con placer o con dolor, dando lugar a los sentimientos, que son la base de la moral. Cuando las sensaciones se repiten numerosas veces se graban en la memoria y forman así lo que Epicuro denomina las "ideas generales" (diferentes a las platónicas).

Para que las sensaciones constituyan una base adecuada, sin embargo, deben estar dotadas de la suficiente claridad, al igual que las ideas, o de otro modo nos conducirán al error.

Diógenes Laercio, además de las sensaciones, los sentimientos y las ideas generales, menciona un cuarto proceso de conocimiento: las proyecciones imaginativas, por las cuales podemos concebir o inferir la existencia de elementos como los átomos, aunque éstos no sean captados por los sentidos.

Todos esos aspectos, sin embargo, son sólo los principios que rigen nuestro modo de conocer la realidad. El resultado de su aplicación nos lleva a concluir la concepción de la naturaleza que se detalla en la física, segunda parte de la filosofía epicúrea.


B) La física

Según la física de Epicuro toda la realidad está formada por dos elementos fundamentales. De un lado los átomos, que tienen forma, extensión y peso, y de otro el vacío, que no es sino el espacio en el cual se mueven esos átomos.

Las distintas cosas que hay en el mundo son fruto de las distintas combinaciones de átomos. El ser humano, de la misma forma, no es sino un compuesto de átomos. Incluso el alma está formada por un tipo especial de átomos, más sutiles que los que forman el cuerpo, pero no por ello deja el alma de ser material. Debido a ello, cuando el cuerpo muere, el alma muere con él.

Con respecto a la totalidad de la realidad Epicuro afirma que ésta, como los átomos que la forman, es eterna. No hay un origen a partir del caos o un momento inicial. Tal y como leemos en la Carta a Heródoto: "Desde luego el todo fue siempre tal como ahora es, y siempre será igual."

Toda esta concepción atomista procede claramente de Demócrito, pero Epicuro modifica la filosofía de aquel cuando le conviene, pues no acepta el determinismo que el atomismo conllevaba en su forma original. Por ello introduce un elemento de azar en el movimiento de los átomos, una desviación de la cadena de las causas y efectos con lo que la libertad queda asegurada.

Este interés por parte de Epicuro en salvaguardar la libertad es fruto de la consideración de la ética como la culminación de todo el sistema filosófico al cual se han de subordinar las restantes partes. Éstas son importantes tan sólo en la medida en que son necesarias para la ética, tercera y última división de la filosofía.


C) La ética.

La ética, como ya se ha dicho, es la culminación del sistema filosófico de Epicuro: la filosofía como el modo de lograr la felicidad, basada en la autonomía o autarkeia y la tranquilidad del ánimo o ataraxia. En la medida en la que la felicidad es el objetivo de todo ser humano, la filosofía es una actividad que cualquier persona, independientemente de sus características (edad, condición social, etc.) puede y debe realizar.

Para exponer la ética de Epicuro podemos fijarnos en dos grandes bloques. Por un lado todo aquello que su filosofía pretende evitar, que es, en definitiva, el miedo en sus diversos modos y maneras, y por otro lado, aquello que se persigue por considerarse bueno y valioso.

La lucha contra los diversos miedos que atenazan y paralizan al ser humano es parte fundamental de la filosofía de Epicuro; no en vano, ésta ha sido designada como el "tetrafármaco" o medicina contra los cuatro miedos más generales y significativos: el miedo a los dioses, el miedo a la muerte, el miedo al dolor y el miedo al fracaso en la búsqueda del bien:

- El miedo a los dioses es absurdo, nos dice Epicuro, pues éstos en nada intervienen en los asuntos humanos y no se mueven por la ira ni la cólera ni tantos otros sentimientos que comúnmente se les atribuyen. Por el contrario, los dioses deberían ser un modelo de virtud y de excelencia a imitar, pues viven en armonía mutua manteniendo entre ellos relaciones de amistad.
Epícuro. Busto de bronce proveniente de Herculano(detalle)

Aforismos [editar]

"El cuerpo, en lances de amor, es parte indispensable del alma."

"El hombre es rico desde que se ha familiarizado con la escasez."

"El más grande fruto de la justicia es la serenidad del alma."

"El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo."

"El sabio no se esforzará en dominar el arte de la retórica y no intervendrá en política ni querrá ser rey."

"No es verdaderamente impío el hombre que niega los dioses que la multitud venera, sino aquél que afirma de los dioses lo que la multitud cree de ellos "

"¿Quieres ser rico? Pues no te afanes por aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia."

"Retírate dentro de ti mismo, sobre todo cuando necesites compañía."

"La libertad y la anarquía, los mayores frutos de la autarquía".

"Nadie, al ver el mal, lo elige, sino que se deja engañar por él, como si fuera un bien respecto a un mal peor".

"Lo insaciable no es la panza, como el vulgo afirma, sino la falsa creencia de que la panza necesita hartura infinita".

"Todo el mundo se va de la vida como si acabara de nacer".

"Quien un día se olvida de lo bien que lo ha pasado se ha hecho viejo ese mismo día".

"El que menos necesita del mañana es el que avanza con más gusto hacia él".

"También en la moderación hay un término medio, y quien no da con él es víctima de un error parecido al de quien se excede por desenfreno".

"Límite de la grandeza de los placeres es la eliminación de todo dolor. Donde exista placer, por el tiempo que dure, no hay ni dolor ni pena ni la mezcla de ambos".

"Comamos y bebamos que mañana moriremos"

" ¿Dios está dispuesto a prevenir la maldad pero no puede? Entonces no es omnipotente. ¿No está dispuesto a prevenir la maldad, aunque podría hacerlo? Entonces es perverso. ¿Está dispuesto a prevenirla y además puede hacerlo? Si es así, ¿por qué hay maldad en el mundo? ¿No será que no está dispuesto a prevenirla ni tampoco puede hacerlo? Entonces, ¿para qué lo llamamos Dios? "

" ¿Dioses? Tal vez los haya. Ni lo afirmo ni lo niego, porque no lo sé ni tengo medios para saberlo. Pero sé, porque esto me lo enseña diariamente la vida, que si existen ni se ocupan ni se preocupan de nosotros "

"Las enfermedades duraderas proporcionan a la carne más placer que dolor."

* Fuente: Máximas capitales, IV.

"La necesidad esta dentro del mal, pero no hay causa, racional, alguna de vivir con necesidad."

* Fuente: Exhortaciones, 9.

"Nada es suficiente para quien lo suficiente es poco."

* Fuente: Exhortaciones, 68.

"Que nadie, mientras sea joven, se muestre remiso en filosofar, ni, al llegar a viejo, de filosofar se canse. Porque, para alcanzar la salud del alma, nunca se es demasiado viejo ni demasiado joven."

* Fuente: Carta a Meneceo, 122.

"Quien afirma que aún no le ha llegado la hora o que ya le pasó la edad, es como si dijera que para la felicidad no le ha llegado aún el momento, o que ya lo dejó atrás."

* Fuente: Carta a Meneceo, 123.

"Así pues, practiquen la filosofía tanto el joven como el viejo; uno, para que aún envejeciendo, pueda mantenerse joven en su felicidad gracias a los recuerdos del pasado; el otro, para que pueda ser joven y viejo a la vez mostrando su serenidad frente al porvenir."

* Fuente: Carta a Meneceo, 123.

"Debemos meditar, por tanto, sobre las cosas que nos reportan felicidad, porque, si disfrutamos de ella, lo poseemos todo y, si nos falta, hacemos todo lo posible para obtenerla."

* Fuente: Carta a Meneceo, 123.

"Acostúmbrate a pensar que la muerte para nosotros no es nada, porque todo el bien y todo el mal residen en las sensaciones, y precisamente la muerte consiste en estar privado de sensación. Por tanto, la recta convicción de que la muerte no es nada para nosotros nos hace agradable la mortalidad de la vida; no porque le añada un tiempo indefinido, sino porque nos priva de un afán desmesurado de inmortalidad."

* Fuente: Carta a Meneceo, 125.

"Es estúpido quien confiese temer la muerte no por el dolor que pueda causarle en el momento en que se presente, sino porque, pensando en ella, siente dolor: porque aquello cuya presencia no nos perturba, no es sensato que nos angustie durante su espera."

* Fuente: Carta a Meneceo, 125.

"La muerte es una quimera, pues cuando yo estoy, ella no está; y cuando ella está, yo no."

* Otra versión: "La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo."

* Otra versión: "La muerte, temida como el más horrible de los males, no es, en realidad, nada, pues mientras nosotros somos, la muerte no es, y cuando ésta llega, nosotros no somos."

* Otra versión: "¿Por qué temer la muerte?, si mientras existimos, ella no existe y cuando existe la muerte, entonces, no existimos nosotros."

* Fuente: Carta a Meneceo, 125.

"Así pues, la muerte no es real ni para los vivos ni para los muertos, ya que está lejos de los primeros y, cuando se acerca a los segundos, éstos han desaparecido ya."

* Fuente: Carta a Meneceo, 125.

"El que exhorta al joven a una buena vida y al viejo a una buena muerte es un insensato, no sólo por las cosas agradables que la vida comporta, sino porque la meditación y el arte de vivir y de morir bien son una misma cosa. Y aún es peor quien dice:

bello es no haber nacido pero, puesto que nacimos, cruzar cuanto antes las puertas del Hades

Si lo dice de corazón, ¿por qué no abandona la vida? Está en su derecho, si lo ha meditado bien. Por el contrario, si se trata de una broma, se muestra frívolo en asuntos que no lo requieren."

* Fuente: Carta a Meneceo, 126.

"El placer es el principio y el fin de una vida feliz."

* Fuente: Carta a Meneceo, 128.

Campos de fresas por/para siempre

Strawberry Fields Forever - MUSICA.COM


Lennon
John: Guitarras y Voz
Paul: Mellotron, Bajo, Piano y Voces
George: Guitarra Solista, bongos, swordmandel, Timbales y Voces
Ringo Starr: Batería, Platos al reves
Mal Evans:Pandereta
Tony Fisher, Greg Bowen, Derek Watkins y Stanley Roderick:Trompetas
John Hall, Derek Simpson, Norman Jones: Violonchelos
Si I am The Walrus debe reclamar un lugar por si sola en esta sección, Strawberry Fields no debería ser menos. Aclamada por muchos como la mejor canción de los Beatles y votada como la mejor canción Pop de todos los tiempos, todo lo que rodea a su concepción es mágico. Antes que nada, porque Strawberry Fields Forever fue compuesta en un maravilloso y soleado país llamado España. John estaba rodando "How I Won The War" en Almería, una provincia del Sur de España, y mientras se relajaba en una playa tuvo la feliz idea de la canción. Más tarde, completó la canción en un cortijo (casa de campo típica del Sur) que había alquilado.

El título de la canción proviene de un orfanato del Ejército de Salvación que aun puede encontrarse en Liverpool hoy en día. Aunque el nombre del orfanato era en realidad Strawberry Field, lo cambió en la canción. John solía ir a fiestas de verano que se realizaban para jugar, y la canción revive algunos de esos recuerdos.

Sin embargo la mayor parte del mito de la canción proviene de su grabación. Ahora que la mayoría de vosotros ha oido varias versiones en la Anthology, la verdad es que el misterio se revela al fin. Cuando John tocó por primera vez la canción con su guitarra acústica para enseñársela al resto, era bastante simple y alejada del resultado final de cualquiera de las tomas. La verdad es que John dijo a menudo que no estaba satisfecho con la canción e incluso criticó la producción de George Martin. Sin embargo, Strawberry Fields es una obra maestra tal y como la conocemos hoy. Nadie sabe realmente los que john hubiera cambiado en la canción, y nadie sabrá nunca si la podría haber mejorado.

La canción definitiva, fue el resultado de mezclar diversas tomas. la primera fue una pista básica con los cuatro Beatles tocando y bastante más rápida que la definitiva. Sin embargo el resultado fue una versión bastante sólida y John no parecía estar tot almente de acuerdo con ella. Tras varios días volvio a George Martin y le sugirió hacer otra versión. La segunda implicaba a varios músicos de estudio tocando 4 trompetas y 3 Violonchelos, y la soberbia, magnífica, sobresaliente partitura de George Martin (¿Cuántas canciones huibieran estopeado otros productores?) Ringo tocó la batería, y John interpretó de nuevo magnificamente la canción. Y sin embargo, John aun tenía dudas. Le gustaban ambas versiones, y quizá no prefería ninguna lo suficiente. Pero su idea ue mezclarlas juntas, empezando con una y acabando con la otra. Le preguntó a Martin si eso era posible... dificilmente le podía decir George Martin que lo era. Ambas tomas estaban a diferentes velocidades (lo que hubiera sido evidente de inmediato en la remezcla), y aun peor, las tonalidades eran distintas. En este punto, cada uno de los autores destaca la genialidad de George Martin al juntarlas... pero pocos comentan la suerte. Y es que de hecho tuvieron mucha suerte, ya que al ralentizar una de las versiones y acelerar la otra, no solo se consiguió que la velocidad fuera la misma, sino que ADEMÁS la tonalidad pasó a ser la misma.

El otro mito de Strawberry Fields, murió con el lanzamiento de la Anthology 2. Después de que la canción parezca haber terminado, la música vuelve con una batería contundente de Ringo, platos al revés y una voz murmurando lo que muchos afirmaron que era "I buried Paul". Por supuesto que esto alimentaba la historia falsa de que Paul McCartney había muerto en un accidente de coche. Dado que la voz es bastante distante, lo que realmente dice no es distinguible. Sin embargo, la gente de Apple se aseguró en la remezcla del Anthology, que la voz se oyera claramente esta vez, y era John diciendo en repetidas ocasiones "cranberry sauce". Por último, hay que destacar que es Jeff Rusell el que indica que parece haber un mensaje morse en la canción al comienzo justamente detrás de "Let me take you down..." Las letras que aparentemente lo componen son JL (si alguien sabe morse y puede confirmar este extremo estariamos encantados. El problema es anotar los puntos y las rayas).

Déjame llevarte
Porque voy a los Campos de Fresas
Nada es real
Y no hay nada por lo que preocuparse
Campos de Fresas para siempre

Es fácil vivir con los ojos cerrados
Sin comprender nada de lo que ves
Resulta difícil ser alguien
Pero todo sale bien
A mí no me importa demasiado


Déjame llevarte
Porque voy a los Campos de Fresas
Nada es real
Y no hay nada por lo que preocuparse
Campos de Fresas para siempre


Creo que no hay nadie en mi árbol
O sea que debe de ser alto o bajo
Para que no puedas sintonizar
Pero está bien
Es decir, creo que no está del todo mal


Déjame llevarte
Porque voy a los Campos de Fresas
Nada es real
Y no hay nada por lo que preocuparse
Campos de Fresas para siempre


Siempre, no a veces, creo que soy yo
Pero sé cuando es un sueño
Creo que sé cuando quiero decir " sí"
Pero es totalmente falso
Es decir, no creo estar de acuerdo


Déjame llevarte
Porque voy a los Campos de Fresas
Nada es real
Y no hay nada por lo que preocuparse
Campos de Fresas para siempre

martes, 24 de noviembre de 2009

La Polaca

La Polaca era una catalana que llegó a Cadiz en un barco gallego. Venía enrolada como cocinera y ganaba unas pesetillas extras manteniendo contenta a la marinería; pero se mareó tanto en alta mar, que en el primer puerto que arribaron asentó sus posaderas y ya nunca más volvió a embarcar.
La Polaca es una prostituta de la barriada, llegó siendo yo un niño y entre sus pechos aprendí el sentido de la vida. La polaca no era ni guapa ni fea, sus dos poderosas razones las tenía siempre por delante, y ante dos razones tan convincentes, no había varón que se resistiera. Así, sucumbieron a su talante, el farmaceutico, el capitán de la guardia civil , el Alcalde y hasta algún gobernador, aunque ella nunca me confirmó este último caso, ni los otros, que ella era muy discreta en lo referente a su profesión, pero esta ciudad es muy pequeña y a ciertas horas por ciertas calles o escaleras se va o se viene a lo mismo.
A mí me caía especialmente bien la polaca, teniendo yo veinte años y ella pasando los cuarenta, me acogía entre sus senos como criatura desvalida, yo creo que ella me adoptaba y me profesaba muchos cuidados, a veces, no solo no pagaba, sino que me daba dinero y siempre muy buenos consejos.
Actualmente me acuerdo mucho de ella, se llevo seis años en el asilo de ancianos, hace ya dos que desapareció, ahora no encuentro pechos donde refugiarme, las putas ya no se llaman putas, se llaman Lumis. Para quedar con una miras por Internet, ves sus servicios y tarifas, mandas un correo electrónico, quedas con ella y el servicio es despasteurizado, frio, sin esas charlas filosóficas, sin esa confianza de la costumbre.

viernes, 20 de noviembre de 2009

La Ciudad Perdida

Tras veinte horas de viajes, el científico Carlos Barea llegaba al último campamento civilizado antes de adentrarse en las oscuras selvas del Congo; acompañado de una multitud de hombres y aparatos revolucionó el pequeño poblado, acalorado, cansado y con ganas de empezar la investigación, no se percató de la llegada del científico Alex Train de la Universidad de Minesota.

- Bienvenido, dijo una voz femenina en un castellano perfecto.

Carlos levantó la mirada y ante sí encontró a una joven mujer, de unos 30 años de edad, con una larga cabellera rubia recogida bajo un sombrero australiano, esbelta y con una sonrisa que le cautivó. El español sintió empequeñecer ante tal portento de la naturaleza y apenas balbuceó un hola que se apagó en su garganta.

La joven, acostumbrada a esas reacciones, tomó la iniciativa, se presentó como Alexandra Train, y le acompañó hasta la estancia donde podría descansar y asearse.

El olor a café hizo que abriera los ojos, notó un vacío en su estómago que le recordaba las largas horas sin ingerir nada. Salió de la estancia y allí estaba la joven rubia, ahora con el pelo húmedo y suelto, el sol ya llevaba un par de hora calentando, le ofrecía una taza de café y un plato con pan y aceite rebozado con una preciosa sonrisa.

Departieron durante el desayuno y la doctora le avanzó los pros y los contras de la misión que pretendían hacer, así como de los hallazgos y avances que había logrado.

Quedaron en que al día siguiente partirían hacia el centro de aquella inhóspita selva para encontrar esa especie nueva de monos, que según todos los indicios eran caníbales y asesinos debido a unos experimentos hechos en los años 60.

Durante todo el día, Barea estuvo contemplando la capacidad y experiencia de su joven colega para dirigir y comunicarse con los indígenas, a veces se abstraía en la belleza de aquellas curvas y su mente recorría aquel cuerpo que levantaba deseos que no recordaba desde hacía tiempo.

Aún no había amanecido, la selva amplificaba los sonidos que en ella se emitían y apenas se oían las ordenes que se les daba a los porteadores, un total de cincuenta hombres estaban amontonados; con un fardo a su lado; prestos a encaminarse hacia lo desconocido.

El ruido salvaje de la selva, por décimas de segundos, fue apagado por el ensordecedor sonido de un silbato. Los primeros rayos de sol apuntaban entre la maleza y hacia ellos empezaron a caminar en fila india la caravana humana.

Al medio día habrían avanzado unos cinco kilómetros entre la espesura, la marcha era lenta y pesada, El profesor Barea se deleitaba al contemplar los cientos de especies que veía y grababa todo a su alrededor para un posterior análisis.

Alex junto a Bambua, un impresionante mandingo, que servía de enlace entre los blancos y el resto, decidieron acampar en un pequeño altozano. La noche fue corta y casi nadie pegó ojo con aquellos ensordecedores gritos de los animales nocturnos.

Aún no eran las doce, cuando un porteador comenzó a gritar. Bambua se dirigió corriendo hasta su posición y tras hablar con el muchacho, se dirigió a paso veloz hasta la rubia de ojos celeste.

-Quince porteadores han desaparecido, al parecer han desertado.

La comitiva estaba nerviosa, todos recelaban de sus compañeros, la noche se hizo esperar aquel día.

Al amanecer un grito desgarrador despertó a todos; sobre un tronco aparecieron los restos destrozados de tres de los porteadores que habían desertado la noche anterior.

El miedo se apoderó de todos, el mandingo se tuvo que emplear a fondo para que siguieran la marcha, aún así, la mitad se negó en rotundo en seguir y dejaron el grupo.

Al finalizar aquel día, descubrimos entre la espesura, la ciudad perdida.

Era increíble, abandonada e invadida por la vegetación, aún conservaba sus estructuras intactas. Paseando entre sus ruinas, la doctora Train y el profesor Barea no daban crédito a sus ojos, el español grababa todo a su alrededor con su videocámara; En la plaza central del pueblo los hombres estaban instalando el campamento. De pronto algo se movió entre los huecos de unos ventanales.

La Americana no se había percatado, pero Carlos no dudó en rebobinar la cinta, y allí estaba, no se apreciaba bien que animal era, de casi un metro de altura, oscuro, bípedo y muy, muy ágil.

Hasta bien entrada la noche estuvieron la doctora y el profesor analizando aquella turbia imagen y especulando si se trataría del mono caníbal o cualquier otra especie.

Unos terribles gritos rompieron la noche, el profesor se despertó sobresaltado, encendió su linterna de campaña y aún no se había levantado del saco cuando la doctora irrumpió en su caseta.

- Vamos Carlos, nos atacan coja su arma y refugiémonos.

Alex iba vestida con un pantalón corto, descalza y una camiseta de tirantas blanca que dejaba transparentar unos enormes pechos coronados con unos pezones erguidos.

El profesor se asombró de su lascivia en esos momentos de pánico, no lo dudó y se levantó.

El campamento estaba lleno de pequeños seres, se movían con agilidad y atacaban en manadas a los pocos hombres que quedaban en pie. La doctora se abrió paso disparando con su revolver, el español la seguía y disparaba al bulto sin saber muy bien cual era su objetivo.

Subieron una escalinata y se refugiaron tras una columna. El miedo se reflejaba en sus rostros. ¿Qué animales eran aquellos que los habían atacado?

-Mire, susurró la Americana al profesor, ¡Es un niño!

Efectivamente, un niño de unos 12 años, desnudo y sonriendo subía muy despacio las escaleras.

- Ven, ven, gritó en voz baja la doctora.

Cuando la criatura llegó a su lado se dejó abrazar por la imponente rubia, esta solo pudo proferir un grito de dolor al sentir los afilados dientes en su cuello. Un borbotón de sangre salpicó su blanca camiseta, la joven apartó de un empujón al chico y se taponó como pudo la herida.

Segundos después, cinco niños la mordían por todo su cuerpo en una orgía de dolor, sangre y gritos de estertor.

Ni un ápice se había movido el doctor, de pronto, de entre todas aquellas sombras unos pequeños ojos y una sonrisa burlona se abalanzaba hacia él.

- ¡Noooooooo! Gritó.

- Perdone, dijo la azafata azorada por el violento despertar del hombre, vamos a aterrizar en el Congo, por favor, póngase el cinturón.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Concurso Terror

En la Web "Tejiendo el Mundo" de Sinuhé, se convocó un certamen.
Todos podemos votar el relato que consideremos mejor, os invito a pasaros por allí, leer y votar.
Mad el Mago participa con un relato, os invito en un juego paralelo a que descubráis cual es el mio, cuando acabe el certamen lo colgare en este espacio.

http://tejiendoelmundo.wordpress.com/category/relatos-de-terror/

jueves, 12 de noviembre de 2009

La Patatera III

Una mujer de unos cuarenta años, vestida con un chandal, pelos recogidos en un moño con la mitad de ellos a su aire intentando zafarse de una cola cogida con prisa, y cara de buena persona nos abrió la puerta. Me sorprendió ese atuendo, esperaba encontrar a una señora con túnica, mayor y quizás hasta con una verruga en la nariz.
Pasamos al interior de la casa, nada diferente a una casa convencional, nos hizo sentar en el salón, en un sofá tapado con una jarapa de colores. Al menos tiene gato pensé, ya que el felino se paseó por encima de un sillón dejandonos claro que aquel sitio estaba vetado.
Nos trajo café y nos sentamos a charlar, nos contó que estaba de limpieza y que la perdonásemos, nos planteó la tarifa y si estábamos conforme con ella. Dijimos que sí y procedimos a la adivinación.
Sacó una baraja de Tarot y me dijo mirándome a los ojos.
- No tengas miedo, no te diré nada que no quieras saber.
Para entonces la molestia del tanga no era nada comparandola con los retortijones que me estaban entrando. Eva por el contrario parecía disfrutar del momento.
-Corta, ordenó suavemente pero con el tono de quien está acostumbrado a mandar.
Las cartas empezaron a voltearse sobre la mesa.
-Amor, trabajo ,salud...¿que deseas saber?
-Amor, se apresuró a decir mi amiga, la miré con cara de asesina, me sentí como la hija en el médico que no puede hablar porque su madre se anticipa a todo lo que el médico pregunta.
La patatera sonrió.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

El Grito

Aquella señora encarnaba el mal, la monotonía de su voz mareaba al más paciente de sus oyentes, aya por donde fuera sembraba cizaña, su hija aún era peor, ya que la sabia nueva venía con más vigor y sus afrentas iban más lejos. Lo que más me aterraba, la descendencia seguía en una tercera generación; pelirroja de tan solo un añito que; o rompía esa mala baba de sus progenitoras, o el infierno representado en su cabello sería ella misma.
Los aquelarres modernos los hacían a plena luz del día, sin esconderse conjuraban al diablo sin que nadie se percatase de ello.
Cuando elegían una víctima, no cejaban en su empeño hasta destrozarla. Se sabe que uno cae en sus despreciables garras cuando desea gritar y huir pero no te salen los gritos y estas paralizado. Es entonces, cuando estas malas brujas tienden sus invisibles conductos y te pudren el alma y roban la sangre.
Malditas bastardas, noto un escalofrío en mi cerebelo, han estado aquí e intentan pudrirme el alma, no hay escape, leed esta carta y preveníos de ellas, están en todas partes...

jueves, 5 de noviembre de 2009

La Fotógrafa

Silvia había cumplido ya los cincuenta, delgada, de tez morena y vestida siempre con aire informal, lucía un largo cabello negro veteado con mil canas plateadas que delataban su madurez. Independiente, no había sido capaz de mantener a nadie a su lado por largos periodos de tiempo, a excepción de su Nikon SLR, fiel compañera desde hacía más de 30 años.
Sentada en su butaca preferida, respaldada por miles de revistas y libros de fotografía que componían en casi exclusividad su biblioteca, repasaba un manual de fotos comprado en un mercadillo en una ciudad polaca perdida de cuyo nombre ni se acordaba.
Testigo de aquella escena, todos los diplomas, premios y agradecimientos que decoraban el resto de la habitación. Silvia había sido premiada en todo el planeta, ya que poseía la cualidad de fotografiar aquello que el ojo a simple vista era incapaz de captar. Esa capacidad era única y le había servido para ser la número uno en el mundo durante décadas.
De pronto se dio cuenta que llevaba largo rato contemplando una foto, era de una chica semi desnuda apoyada en una puerta toda raída, la imagen era de una belleza sin igual. Leyó el nombre de la autora y se quedó petrificada. Silvia G. 1980.
Esa foto era suya, era un autorretrato hecho al comienzo de su carrera, esbozó una sonrisa, repasó mentalmente toda una vida dedicada a su pasión y recordó cada momento, cada foto, cada olor y cada tacto...
Tres días más tarde todos los periódicos del mundo se hacían eco de la noticia de la defunción de Silvia G., de la extraña circunstancia de su muerte y de la sonrisa pétrea que mostraba su rostro sentada en aquella vieja hamaca.