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jueves, 7 de julio de 2022

La Fiesta

 


He de reconocer que tengo un carácter difícil, no me considero malo pero puedo llegar a ser bastante problemático si me buscan las cosquillas, se puede decir que el vaso de mi paciencia está siempre a rebosar y salto a la primera llamada de provocación.

Si os soy sincero, no se muy bien por qué me invitaron a esa fiesta, “la Fiesta” a la que todo el mundo al parecer quería asistir.

Cierto es que todos se lo estaban pasando bien en ella, cantaban en coros; reían; aplaudían; la banda amenizaba en directo todo el jolgorio. Pero yo no me estaba divirtiendo nada.

Podéis pensar que soy un triste. Nada más lejos de la realidad, a mi me gusta estar con los míos, en mi espacio. Entiendo que no es apetecible para nadie que le lleven a sitios donde te hacen sufrir.

No tardé en darme cuenta que estaba allí de más y aunque todos se afanaban en animarme a que me lo pasara en grande, la verdad es que aquello me resultaba incómodo y doloroso.

No aguanté más de veinte minutos en aquel lugar, lo último que recuerdo es ver a un ángel con traje de luces venir hacia mí con un estoque en su mano, en ese momento todo se fundió en negro zaino.

Aún pude sentir cómo me despidieron de aquel ruedo bajo una ovación que nunca pude agradecer.

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