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miércoles, 9 de julio de 2014

El Gato

 El gato estaba enjaulado, carecía de dientes y uñas, ya no era ni tan siquiera un gato. Su cola se movía majestuosa, como antaño. A pesar de los años, procuraba que su andar fuese elegante, fino, felino... pero ya no era ni tan siquiera una sombra de lo que fue.
 El gato ya no maullaba, ni ronroneaba.
 El gato ya no era gato.
 Minino de otra época, tenía la mirada nublada y perdida. Le costaba respirar y se mantenía entretenido recordando como subía  a los árboles, perseguía ratones o caminaba sobre alambres imposibles de una casa a otra.
 El gato ya no era gato.

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