Tras ver Dios que era la última de su reserva, se dijo: "tengo que solucionar este drama". Así, en siete días creó el mundo, lo plagó de árboles, entre ellos la vid. Creó al hombre racional y desde tiempo inmemorial el ser humano disfruta de tan exquisito licor. La competencia le llegó desde el Olimpo, Zeus sólo ponía de beber vino a sus comensales. Dios para adquirir las mejores cosechas, lo convirtió en su sangre y cada Domingo lo ofrece en las Iglesias. Para evitar que dejasen de producir tan magnífico elixir, creó los refranes y sentenció: "Si el agua destruye puentes y caminos. ¿Qué no hará con nuestros intestinos?, por eso, bebe vino.
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