Los ojos le ardían frente a la pantalla del ordenador, Volver sonaba en la pequeña radio junto a la TFT, su cuerpo añoraba algo y no sabía qué.
El jefe pasaba de vez en cuando y reprobaba con la mirada inquisitiva ese libertinaje de oír música mientras trabajaba, pero en un curso de formación le habían dicho que eso era positivo para el trabajador y por ello lo permitía. Según un estudio americano, así le había contado aquel raquítico psicólogo que impartía clases de técnicas de mando, las gallinas que escuchaban música ponían más huevos que aquellas que no la oían independientemente de estar hacinadas.
la cara estaba llena de eccemas, ya no podía ni fumar, aunque tampoco le apetecía; en casa su mujer le había abandonado por un chico diez años más joven que él y mucho menos aburrido. Sentía como se ahogaba y no encontraba un respiradero.
Iba siempre acelerado, estaba tenso y ante cualquier problema saltaba como si le hubiesen pinchado.
en la oficina solo se oían los aporreos de los dedos sobre los teclados y alguna que otra tos, amén de la radio que ahora deleitaba a sus oyentes con el Sapore di Sale.
A las 8 de la tarde ya no quedaba nadie en la oficina, solo estaba él frente al Pc, inmóvil, escuchando las noticias de las ocho en punto. Al salir para casa, el jefe volvió a mirarlo agradado de ver a su trabajador más eficiente, pero al comprobar que no se movía se ofuscó, así no se producía, caminó hasta su lado y tosió fuertemente para llamar la atención.
La radio acababa de terminar las noticias y el empleado no se movía, el jefe tocó el hombro pero no hubo reacción, giró la silla y se encontró con la carcasa de un cuerpo, la cuenca de los ojos estaban vacía y se podía comprobar que en su interior no había nada.
Es que cuando uno o una se vacia, se queda carcasa ante el ordenador. Triste pero posible este reencuentro contigo despueeees de uf.
ResponderEliminarMe quedo con el Sapore di sale, e di mare.
Nos vemos, si quieres estás en mi jueves 2, nombres, tú mismo maguito, que pareces el guadiana, ahora sales ahora te quitas. Bsitoooo.
En eso corremos serio riesgo de convertirnos!...no hay que soportar que nos manipulen a tal extremo!...tenemos una sola vida y no hay que desperdiciarla.
ResponderEliminarQué mal me lo pintas. Ni siquiera la radio pudo salvarle, pobre. Por suerte algunos, aunque estemos igualmente atados a la silla, tenemos la posibilidad de volar muy muy lejos con el pensamiento, y eso es algo que ningún jefe puede evitar.
ResponderEliminarme gusta el final aunque no sea realmente un "final feliz" Buen relato de la rutina a la que a veces nos dejamos transportar.... Yo simplemente espero yo llegar a tanto jajajaja
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