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lunes, 1 de febrero de 2010

La carta

Aquella carta permanecía agazapada en el buzón del vecino del quinto, allí no vivía nadie que se supiera, yo llevaba en aquel edificio seis años y jamás vi a nadie entrar o salir de allí. Los más viejos del lugar, la señora Romero del tercero y mi vecino de puerta del segundo el señor Gil, aseguraban que allí vivían los señores de Miranda, pero que hacía años que no sabían nada de ellos.
Todas la tardes al pasar por los buzones a ver mi correspondencia, no podía dejar de preguntarme que sería aquella carta solitaria; en el buzón jamás vi publicidad alguna, ni propaganda electoral, para el cartero parecía que aquel buzón no existía.
El Domingo bajé a comprar el pan del desayuno, a mi vuelta aún con el pan caliente me detuve a mirar mi buzón, vacío como siempre. Introduje mi llave en la ranura del buzón del vecino del quinto, casi sin esperanzas de que se abriera sucedió lo inimaginable, la puerta chirrió de manera enigmática y se me ofreció aquella carta que no dudé en sustraer.
¡Buenos Días!, me sorprendió Doña Matilde, la vecina del primero toda cotilla ella. Rulos puestos, bata de guatiné rosa y zapatillas a juego. Colilla encendida entre los labios y mirada inquisitiva.
-¿Recogiendo el correo hoy Domingo?, me dijo con mucha sorna.
Balbuceé a modo de disculpa, -Ayer no lo recogí.
Me introduje la carta en el bolsillo interior del abrigo y subí a toda prisa pasando por el lado de aquella señora que parecía que oliese mi miedo.
-¡Alto! Gritó, y quedé paralizado. Estaba seguro que me había pillado cometiendo el delito.
- Se deja usted su barra de pan. Efectivamente, la había dejado depositada sobre los buzones y no la había recogido.
- Gra-gra-gracias, tartamudeé alargando el brazo y recogiendo la barra de pan.
Subí a casa y puse la carta sobre la mesa, pensé en leerla después del desayuno.
Mientras desayunaba miraba a la carta, algo me decía que la abriese ya, pero por otra parte, sabía que violaría algo muy íntimo.
No había remite, ni destinatario, era un sobre en blanco.
Decidí abrir la carta a la vieja usanza, leerla y dejarla nuevamente en su sitio, así puse agua a hervir y con el vaho que se produjera abrir la solapa.
Cuando acabé, me quedé contemplando el sobre, ya estaba abierto, ahora solo me quedaba leerla.
A sabiendas de que cometía un delito decidí leer lo que allí ponía, las manos me temblaban, sudaba a chorros y el corazón parecía desbocado, cuando decidí leer la misiva, sonó el timbre de casa.
Del susto, el corazón se me paró.
Tres días más tarde encontraron muertos en su domicilio a los señores de Miranda, al parecer, habían fallecido en una disputa, ahora la llaman violencia de género, hacía quince años, y hasta que el banco no se interesó para rescatar un dinero a plazo fijo que allí tenían, no se indagó en el paradero de dichos vecinos.
Ese mismo día, la señora Matilde observó que yo no había recogido mi correo y que en mi buzón había un sobre blanco.

6 comentarios:

  1. Coñe, he quedado un poco confuso si te soy sincero. No acabo de ver claro el asunto, lo repaso luego con el estómago lleno a ver si veo la luz, jeje

    Un abrazo

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  2. ...Tres días más tarde encontraron MUERTO (singular ¿falta una S?) en su domicilio a los SEÑORES (plural) de Miranda.... habían fallecido...hacía quince años...(¿llevaban muertos quince años??? puros esqueletos, polvo???)...el muerto soy yo??? Perdona, Maguito, digo como Sinuhé, a ver si me aclaro, estoy algo griposa, podría ser eso. Bsitos muchos.

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  3. SSSS gracias serpentina....faltaba esa S murieron los dos.
    Me extraña que os cueste tnto trabajo entender el texto, sobre todo en lo que respecta a Sinué, avezado lector de historias misteriosas.

    Deduzco que el relato está mal contado, al menos para ustedes, que no lo habéis pillado. :(
    Si de verdad necesitais que os aclare algo...preguntad.
    Gracias por vuestros comentarios.

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  4. Pos síííí, aclara, torpe soy, pregunto cual inexperta no leedora de relatos del género. Ayyyy maguito si yo te contara del Sciascia, del Camilleri, del Markel, de la Dona León, del griego Markaris,del Philip Kerr, y ¿por qué no? del sabueso Didio Falco de la Lindsey Davis, ayyyy (ni mentar al Larsson que esté en la gloria)Se dan por descontados clásicos americanos: Hammett o Chandler, Chester Himes...negra cual novela negra me pongo, uyyy. me gustaaaaa ese género misterioso a topes; Lovecraft, Poe...C. Doyle si me apuras.
    Serpetina de lengua bífida y viperina soy cazando chirrios ajenos, que tooos tenemos por doquier o por culpa del puñetero teclado, seguro !tranqui!.
    Ave y salve, amigo, sigue con la história del "cabrón" investigador privao(jarto de licor escocés), que me muerdo las uñitas.

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  5. Es más Alex-iano de la Iglesia este relato que Poe-siano o Larsson-iano.
    El relato es sencillo, una casa de vecinos, un buzón con un sobre misterioso que nadie recoge, un cotilla que roba el sobre, aparecen cadaveres en ese momento, ¿cuales?, los del anterior poseedor del sobre, existe un nuevo misterio, otra casa vacía y en el buzón un sobre blanco...¿quien será el próximo cotilla en morir?...

    Ya veo que te pone el detective, ese si que está inspirado en Bukowski y su Charles Chinaski.

    Besos y continúa tu cacería, es de la única manera de que aprendamos a aporrear bien el teclado o a ampliar conocimientos.

    Besos con coplas de carnaval...

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  6. Jejeje, muy guarrindongo el Bukowski, vaya, vaya. Así que tu detective tendría la jeta del Matt Dillon en; "Factótum", no la he visto, pero dicen que suaviza bastante y endulcora un pelín, el estilo del escritor. Esa obrita sí la tengo en casita, la leeré, aiggg. en camita, que estoy griposilla.

    Dices bien, sin mala leche, too lo contrario, nos conviene cazar gazapos mútuos, asín aprendemos, nuuuunca se acaba.
    Que te sienten las Termas, Quinto va dos veces por semana a que le aceiten los musculines, a masajes, a sudores, a palestras, así eran ellos, los romanos, pulcros, presumidos, como ciertos gaditanos. "Ave!carnaval, en Roma festorra en honor a Bacus, llamada "carrus navalis" ¿a qué te suena?

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