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viernes, 26 de octubre de 2012

Aligator

Erase una vez...un aligator que vivía en una charca. Compartía ese pedazo de agua estancada con otras especies de aligotores, hipopótamos, tortugas, peces,.... y con otros animales no acuáticos que a diario acudían a saciar su sed. Aquel verano tan seco, hizo que apenas quedase agua en la charca, y muchos animales morían de sed, o aplastados por las moles más grandes, que se apropiaban del centro del cenagal, o devorados por enemigos que acechaban oportunidades de ver a víctimas sedientas y agotadas, desorientadas por la situación. Nuestro aligator contemplaba desde la sombra que le aportaba una acacia seca, con tristeza, como su mundo se derrumbaba. Sus lágrimas de cocodrilo fueran las únicas gotas de líquido que se vertieron en aquel desierto. Aquella noche, oía la agonía de congéneres, bestias que exhalaban un último suspiro. Y se oyó a si mismo en el que sería su último quejido. La mañana amaneció fresca, lo suficiente como para que muchos aguantaran con vida hasta el ocaso. Así pasaron varios días que parecieron semanas. Aquel Domingo de Octubre, comenzaron a caer unas tímidas gotas de agua, que pronto se convirtieron en aguaceros. La vida volvía a emerger en aquel vergel.

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