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viernes, 26 de octubre de 2012

La gran batalla

El rocío empapaba las finas hierbas, los primeros rayos de sol se filtraban por entre las gotas de agua, proporcionando un gran espectáculo de colores verdes y dorados. Extasiado ante tan maravilloso
espectáculo matutino, no se percató de los movimientos que ocurrían tras él en el cercano bosque de eucaliptos. Una fría brisa hizo que se estremeciera y volviese a la realidad. El fresco olor de las hierbas y tierra húmeda, mezclado con el menta de los árboles quedó adulterado por el agrio perfume que destilaban los Orcos. Sin alterarse lo más mínimo, deslizó la mano hasta la empuñadura de su espada...

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