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viernes, 15 de mayo de 2009

Capítulo II, Rumbo, Nueva España

Capítulo II, Rumbo, Nueva España

Me llamo Gabriel de Guzmán, nacido hace 80 años en la maravillosa isla de La Gomera, huérfano de padre y madre. Me crié a la sombra de los curas que regentaban la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, donde años más tarde pintarían la batalla en la que participé activamente protegiendo a la isla del malvado pirata inglés Charles Windham. Pero empecemos por el principio; esta es la historia de mi vida.

Aquel invierno había sido especialmente seco, los campos estaban sin cultivar debido a la gran crisis económica, las islas necesitaban abastecimiento. Los barcos que volvían de las ricas tierras transoceánicas pasaban de las Canarias para recalar finalmente en Sevilla. La situación era insostenible hasta que se aprobó el Reglamento Real de 1718.

Este Reglamento fijaba la obligación de enviar cinco familias a América por cada cien toneladas de mercancías exportadas de la nueva India. Por aquel entonces la hambruna era ya una constante en mi vida, así que decidí embarcar como moneda de cambio, uniéndome a la familia Guzmán y llegando a un acuerdo con ellos para que pudieran emprender una nueva vida en aquel otro continente.

Mis años junto a los curas me había servido para aprender a leer y escribir, así que no me fue difícil falsificar el documento para formar la nueva agrupación familiar aunque, a decir verdad, apenas eran revisadas por los funcionarios que estaban deseando recibir mercancías y despoblar la isla.

La familia la componíamos Don Julio de Guzmán, un carpintero de ribera venido a menos, su mujer Belinda de Guzman, cuarentona con arrestos suficientes como para emprender una nueva vida, el hijo mayor, Carlos, de 20 años, criado bajo las faldas de su madre y muy poca cosa, yo con 18 y la pequeña María de 16, una bella gomera que había sacado la fuerza y el brío de su madre.

Así, a principios de Marzo del año 1719, partimos rumbo al Nuevo Mundo en el galeón "La Fortuna", librándonos de cumplir con el orden de salida de navíos que establecería un año más tarde Felipe V.

4 comentarios:

  1. Gracias Fernando por tu revisión ortográfica, eres mejor que el corrector del blogger.
    Espero que os guste este segundo mini capítulo.

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  2. !AAAAy! Gabriel, un arcangelito, ayyyy María, la bella niña de Gomera.
    Se anima, se parte a la aventura, crece la emoción, sigue sigue, mago. Que tenga a popa la diosa "Fortuna" el Fortuna, como si viera las velas desplegándose.

    Hasta pronto Mago, me gusta, de verdad, te seguiré aunque estoy, como dije, algo recoleta y escondida. Besos !salves!

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  3. chico a eso se le llama brevedad y concision, a ver si aprendo yo a escribir sin andarme por los cerros de Ubeda... me gusta tu forma de narrar, lo que pretende ser la historia

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  4. Natalia, gracias por tus palabras, atravesar Hispania hasta Tarraco para que allí puedas embarcar rumbo a Roma, vuela con la imaginación y acercate cuando desees con internet.
    Salve!!.

    Gracias Carmina, el café en taza pequeña...demasiado conciso, debo esforzarme y regodearme más en la historia...

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